domingo, 1 de mayo de 2022

Crítica: INOPIA DE UN DIOS SALVAJE


La pérdida de la inocencia

La trata de personas, especialmente la de niños, es acaso uno de los delitos más despreciables que pueden existir. Las víctimas son captadas mediante engaños o coacción y son sometidas a trabajos forzados y peligrosos, convirtiéndose esta práctica en una forma alternativa de esclavitud. En nuestro país se registra una enorme cantidad de casos, tanto en la capital como en el interior, provocando un inmenso dolor a miles de familias, que se ven destruidas desde su interior ante el menor descuido. Justamente esta actividad delictiva es retratada en toda su crueldad, pero además con un agradecido sentido de la estética, en Inopia de un Dios salvaje, escrita por el joven actor Alejandro Tagle y que fuera ganadora del concurso de Dramaturgia Joven ENSAD 2021.

Con la certera dirección de Renato Piaggio, la pieza nos presenta las vicisitudes de dos niños secuestrados y encerrados en una oscura e inhóspita habitación. Tanto Bruno (Tagle) como Vania (Daniela Davis) tienen sus propias historias que nos son contadas en desorden temporal, pero de manera comprensible. Además, la dirección plantea un montaje lúdico que abraza su origen teatral, con los actores apareciendo al inicio vestidos de blanco y luego sus vestuarios, descolgándose desde la parrilla de luces. Ambos intérpretes consiguen logradas caracterizaciones, a la vez que entablan una dinámica y tierna relación que hará aun más dramática la resolución final.

A destacar también el tratamiento de los monólogos que asume cada actor en su momento, a excepción del primero grabado en video, algo discursivo. Tanto Davis como Tagle conmueven con sus palabras, provocando en los espectadores un genuino sentimiento de compasión hacia los miles de afectados en el mundo debido a esta práctica delictiva. Con la producción de Kapchiy y Alejandra Zegarra, y presentada en la Casa Tovar de Miraflores, Inopia de un Dios salvaje es un sólido y efectivo llamado de atención frente a la trata de personas, una despreciable manera de explotación ilegal, que es presentada en escena de una manera estéticamente sugerente y profundamente humana.

Sergio Velarde

1º de mayo de 2022

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