miércoles, 1 de septiembre de 2021

Crítica: SUBMUNDO


Secuestros

El talento que tiene Jorge Pecho y su equipo para el teatro virtual es indiscutible; sin embargo, considero que una de sus mayores debilidades que muestra desde que tengo la oportunidad de verlo es el contenido, es decir la dramaturgia. Hace unos meses, las entregas de Titanomaquia fueron increíbles, pero medida que Jorge ha explorado otras temáticas en sus montajes, más allá de la mitología griega, he encontrado problemas. Un ejemplo de esto es esta obra, recién estrenada, titulada Submundo.

Las actuaciones de Liz Roggero y Mariana Quiroz fueron creíbles, no impactantes, pero creíbles. Sin embargo, la historia era muy lineal. Los conflictos se resolvían de una manera relativamente simple. Adicionalmente, y esto lo menciono con absoluto respeto, los diálogos fueron muy telenovelescos. Creo que la telenovela es un género audiovisual que tiene sus propios códigos, pero trasladar esto a una función de teatro virtual no funcionó.

Por otro lado, audiovisualmente, los montajes de Jorge Pecho son sencillamente alucinantes. Muchas felicitaciones a Luis Peche, el director artístico responsable de esta obra de arte. De hecho, creo que es una crítica para otras compañías teatrales que en sus funciones virtuales no se ven tantas herramientas audiovisuales originales y a veces, uno tiene que hacer el esfuerzo para imaginar situaciones. Sin embargo, que una función tenga un audio y efectos especiales únicos no hacen que sea atractivo, pues en mi opinión, el conflicto en Submundo era muy simple. Reitero que escribo esto con respeto y de forma de crítica constructiva. 

La historia de una madre que es secuestrada y luego es mutilada para que una red de trata trafique con sus hijos siempre va a ser una historia dramática que necesita ser contada. Sin embargo, el teatro es precisamente una magia cuya convención se basa en narrar cómo una historia se cuenta. El teatro es una convención con el público. Todos sabemos que Roggero no ha sido realmente mutilada, pero precisamente el trabajo del dramaturgo es narrar el cómo llegó a esta situación trágica y qué sucede al final. La clave del teatro es llegar a narrar una historia de tal manera que sea mostrada como un montaje único y algunas veces, apelando a valores universales como el amor, la justicia, la venganza, etc.

En ese sentido, yo creo que Jorge Pecho debería experimentar y trabajar con otros colectivos teatrales u otros actores. Por ejemplo, Kelly Estrada, Renato Medina-Vassallo o Paul Mendoza, entre otros. ¿Cómo funcionarían estos actores en las obras de Pecho? Igualmente, sería interesante experimentar con otros dramaturgos. Estoy convencido que sería un proyecto colectivo con resultados interesantes desde el punto de vista estético.

Enrique Pacheco

31 de agosto de 2021

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