viernes, 27 de noviembre de 2020

Crítica: 9:30 P. M.


Traspasando fronteras

La situación que aún seguimos atravesando a nivel mundial ha dejado de manifiesto la necesidad de nuevas formas de trabajo y precisamente, al hacerlo de esta manera, hemos podido disfrutar de las actuaciones de personas que se encuentran en distintos países, como en el caso de 9:30 p. m. Una obra de teatro virtual que sus involucrados prefieren llamarla fusión teatro – audiovisual, la misma que fue transmitida en vivo a través de la plataforma Youtube.

Los actores encargados de interpretar, desde su país de residencia, esta espectacular obra dramática fueron Romi Lazcano (Argentina), Carlos Chávez Fernández (México) y David Otazú (Perú). Estuvieron bajo la dirección de Beto Miranda y la dirección audiovisual de Morris Zubiate.

9:30 p. m. es una versión libre de la obra del mismo nombre del dramaturgo boliviano Ubaldo Nallar y nos cuenta la historia de Antonio (Chávez Fernández) y Alejandra (Lazcano) quienes sienten sus vidas incompletas, envueltos en un matrimonio frío y sombrío. Martín (Otazú), su hijo, es testigo de la soledad en sus vidas, la misma que los lleva a un desenlace trágico, exponiendo de manera clara la importancia del ser individual.

Fue interesante y muy acertado, al inicio de la obra, visualizar a los personajes en blanco y negro y con los ojos cerrados en su propio espacio y tiempo, pero a medida que iban narrando sus monólogos la pantalla cambiaba a color. Jugando también con esta combinación para los cambios de escena y vestuario. Se cuidó cada detalle en las escenas, notándose claramente la buena dirección que siempre estuvo presente en cada momento de la transmisión.

En cuanto a las actuaciones, estuvieron impecables. Una de las que más conmovió fue la de Lazcano, quien con su interpretación nos hizo vibrar, sobre todo, casi al finalizar la obra, donde tiene que tomar una decisión radical y tiene que priorizar el amor de madre al dolor de mujer. Sin embargo, Chávez Fernández y Otazú no se quedaron atrás, en todo momento se les vio sumergidos en sus personajes, interpretándolos de manera natural y verdadera.

Por otro lado, si bien es cierto la tecnología a veces nos juega en contra, y por momentos no se escuchaba bien lo que decía el personaje de Otazú, nos dejó disfrutar claramente de los diversos planos y juego de cámaras que se manejaron dentro de 9:30 p. m. Los actores que a su vez hacen de camarógrafos, supieron manipular bien el dispositivo que usaban para la transmisión, logrando así tomas interesantes y conmovedoras, resaltando una que hizo Lazcano, donde colocó la cámara en tal ángulo que realmente parecía que estaba sentada en un precipicio.

Finalmente podemos decir que esta fusión teatro - audiovisual, estuvo cargada de muchas emociones y sentimientos. Algunas ideas plasmadas en cada monólogo, los mismos que estuvieron bien trabajados y otras interactuando con cada uno de los personajes, notándose un matiz en el desarrollo de esta. Asimismo, esta obra nos obliga a hacernos una introspección y reflexionar sobre lo que somos, qué hacemos y sobre todo, a dónde vamos. Además, de pensar lo peligroso que puede ser escucharnos tanto para afuera y no escucharnos a nosotros mismos.

Milagros Guevara

27 de noviembre de 2020

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