Traspasando fronteras
La situación que aún seguimos atravesando a
nivel mundial ha dejado de manifiesto la necesidad de nuevas formas de trabajo y
precisamente, al hacerlo de esta manera, hemos podido disfrutar de las
actuaciones de personas que se encuentran en distintos países, como en el caso
de 9:30 p. m. Una obra de teatro virtual que sus involucrados prefieren
llamarla fusión teatro – audiovisual, la misma que fue transmitida en vivo a
través de la plataforma Youtube.
Los actores encargados de interpretar,
desde su país de residencia, esta espectacular obra dramática fueron Romi
Lazcano (Argentina), Carlos Chávez Fernández (México) y David Otazú (Perú).
Estuvieron bajo la dirección de Beto Miranda y la dirección audiovisual de
Morris Zubiate.
9:30 p. m. es una versión libre de la obra
del mismo nombre del dramaturgo boliviano Ubaldo Nallar y nos cuenta la
historia de Antonio (Chávez Fernández) y Alejandra (Lazcano) quienes sienten
sus vidas incompletas, envueltos en un matrimonio frío y sombrío. Martín (Otazú),
su hijo, es testigo de la soledad en sus vidas, la misma que los lleva a un
desenlace trágico, exponiendo de manera clara la importancia del ser
individual.
Fue interesante y muy acertado, al inicio
de la obra, visualizar a los personajes en blanco y negro y con los ojos
cerrados en su propio espacio y tiempo, pero a medida que iban narrando sus monólogos
la pantalla cambiaba a color. Jugando también con esta combinación para los
cambios de escena y vestuario. Se cuidó cada detalle en las escenas, notándose
claramente la buena dirección que siempre estuvo presente en cada momento de la
transmisión.
En cuanto a las actuaciones, estuvieron
impecables. Una de las que más conmovió fue la de Lazcano, quien con su
interpretación nos hizo vibrar, sobre todo, casi al finalizar la obra, donde
tiene que tomar una decisión radical y tiene que priorizar el amor de madre al
dolor de mujer. Sin embargo, Chávez Fernández y Otazú no se quedaron atrás, en
todo momento se les vio sumergidos en sus personajes, interpretándolos de
manera natural y verdadera.
Por otro lado, si bien es cierto la
tecnología a veces nos juega en contra, y por momentos no se escuchaba bien lo
que decía el personaje de Otazú, nos dejó disfrutar claramente de los diversos
planos y juego de cámaras que se manejaron dentro de 9:30 p. m. Los actores que
a su vez hacen de camarógrafos, supieron manipular bien el dispositivo que usaban
para la transmisión, logrando así tomas interesantes y conmovedoras, resaltando
una que hizo Lazcano, donde colocó la cámara en tal ángulo que realmente
parecía que estaba sentada en un precipicio.
Finalmente podemos decir que esta fusión
teatro - audiovisual, estuvo cargada de muchas emociones y sentimientos.
Algunas ideas plasmadas en cada monólogo, los mismos que estuvieron bien
trabajados y otras interactuando con cada uno de los personajes, notándose un
matiz en el desarrollo de esta. Asimismo, esta obra nos obliga a hacernos una
introspección y reflexionar sobre lo que somos, qué hacemos y sobre todo, a dónde
vamos. Además, de pensar lo peligroso que puede ser escucharnos tanto para
afuera y no escucharnos a nosotros mismos.
Milagros Guevara
27 de noviembre de 2020
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