Reflexiones y sensorialidades desde la
virtualidad, parte II
“Camerino Virtual”, además de proponer
experiencias escénicas virtuales, ha
tenido la iniciativa de ofrecer una variada gama de obras dentro de
la misma temporada. En total, son seis representaciones, las cuales se
transmiten en dos grupos y días distintos. El segundo listado de obras cuenta
con Shakira es más inteligente que nosotres, Cómo ser lesbiana y no morir en el
intento y la lectura dramatizada de Bernardo y Valentín.
Shakira es más inteligente que nosotres
Esta propuesta es un monólogo escrito y
dirigido por Sebastián Eddowes e interpretado por Gonzalo Whitehead. Se nos
presenta un youtuber, haciendo una de sus transmisiones de siempre, esta vez
para compartirnos cómo es que Shakira y su música ha estado presente en
momentos importantes para el personaje. Desde la dramaturgia se ha hecho el
trabajo de buscar conexiones directas entre las letras de ciertas canciones
icónicas de la artista, apelando a las etapas por las que Shakira ha pasado en
cuanto a su evolución musical. La
construcción del personaje estuvo llena de detalles: la corporalidad, la forma
de hablar y el manejo de los distintos objetos en la obra denotó un trabajo
minucioso por parte de Whitehead. El enfoque de la cámara de transmisión nos
permitía ver el interior de una
habitación, dividida en dos planos distintos: un primer plano, donde se veía al
actor hablando a la cámara, y un segundo, que abarcaba el manejo del resto
de la habitación: la cama y una silla extra. Esta división de espacios fue una
decisión acertada desde la dirección, pues permitía darle matices a lo que se
iba contando: existían momentos extrapolados de la realidad, en los cuales se
podía ver al personaje fantaseando con los sucesos que iba contando, reviviendo
físicamente experiencias importantes, permitiendo que el espectador sea testigo
de ello. Un detalle que es importante tomar
en cuenta es la comodidad del actor con relación a los objetos y
vestuarios que utiliza. En el caso de esta obra, era evidente que en el cambio
de vestuario final, el vestido era tan incómodo para Whitehead que lo tenía
que acomodar casi todo el tiempo; este tipo de altercados se deben evitar, pues
distrae al espectador. Finalmente, se da una reflexión a la que se llega
después de este paralelo entre la música de Shakira y la actitud del personaje,
lo que constituye un buen cierre de todo este mundo creado ante el espectador.
Cómo ser lesbiana y no morir en el intento
El segundo monólogo de esta lista es interpretado
por Lía Camilo, dirigido por Norma Berrade y con la dramaturgia de Gina
Guerrero. Una videollamada con una íntima amiga se convierte en una serie de
confesiones personales, donde el espectador es cómplice. La actriz, al no
hablar a la cámara, permite al público la sensación de estar “espiando” la
conversación, un detalle que capta la atención desde el inicio. El manejo de la
información y el ritmo con el que se iba compartiendo fue certero por parte de
la actriz, pues se le notaba concentrada y que había interiorizado el texto
minuciosamente. La manipulación de una manta para escenificar ciertos momentos
narrados por Camilo fue certera, pues permitía al espectador ver más detalles
de lo contado. Es así como esta manta podía convertirse en un vestido, una
escalera, entre otras imágenes. Esta obra, al igual que el primer monólogo, es
un compartir muy franco desde la experiencia de ser homosexual y no ser aceptados
como tal: una invitación a la empatía del público. No necesitamos ser de la
comunidad LGTBQ+ para lograr cuestionarnos y reflexionar sobre los distintos
juicios que se nos impone.
Lectura dramatizada de Bernardo y Valentín
Lectura interpretada por Carlos Victoria y
Víctor Prada, escrita por Diana Gómez y Víctor Augusto Mendívil. Esta comedia
es definitivamente un buen cierre dentro de esta lista de obras. Este texto
propone un juego para confundir al público: hablar de un muerto y entrar en debate
sobre quién debe limpiar y quién no. La situación entra en un enredo tal –a
propósito, desde luego- que el espectador no sabe con certeza lo que está por
pasar. La construcción de los personajes en esta lectura dramatizada fue
certera: ambos en ropa de cama, dos hombres que son pareja hace muchos años
y comparten las tareas de su hogar. Es
interesante cómo es que tanto Victoria como Prada lograron la apropiación del
texto y la situación, pues mantuvieron
el ritmo y las energías necesarias para una obra cómica como esta. Las
distintas discusiones que nacían a raíz de este “muerto” van enredándose a tal
punto que el espectador oscila entre muchas opciones-desenlace. Este efecto es
interesante, porque invita al público a una experiencia más activa: es inevitable
preguntarnos sobre qué es lo que han matado. ¿Una persona? ¿Son asesinos? ¿Qué
clase de personas son ellos dos? Después de tantas montañas rusas de
especulaciones, se logra aclarar lo que realmente pasaba, provocando una
sensación de alivio por saber lo que realmente mataron. Definitivamente este
tipo de obras están hechas para hacer saltar al espectador de sus
butacas/sillones, y en esta ocasión se logró ese efecto.
Es interesante la selección que "Camerino
Virtual" eligió en esta temporada. La estrategia de
escoger obras de media hora de duración –o menos- permite captar la atención
del espectador de mejor manera: la
concentración frente a una pantalla definitivamente agota más que frente
a un escenario. Gracias a plataformas –en este caso, Zoom-, podemos seguir en
la búsqueda de nuevas manifestaciones artísticas, a pesar del contexto que
estamos viviendo. Las distintas
temáticas abordadas en esta temporada tienen un objetivo en común: invitar a la
reflexión y la empatía de quienes acuden
virtualmente a verla.
Stefany Olivos
27 de mayo de 2020
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