La obra que habla de una realidad urgente
La
Asociación Cultural Manada presentó La obra que nunca pensamos hacer, escrita
y dirigida por Leo Cubas Ruiz. Este montaje habla sobre la profesión teatral,
el desempleo, enfermedades mentales y la amistad, temas tan vigentes y urgentes
por hablar actualmente. Mariana ha terminado la carrera de actuación, por lo
que tiene que enfrentarse a la realidad de qué hacer luego de egresar de la
universidad. Junto a sus amigos Bryan y Lucía tratan de crear una gran obra de
teatro, algo que cada vez resulta menos posible. La situación empeora cuando la
madre de Mariana queda desempleada y las deudas obligan a la recién egresada a
enfrentar responsabilidades que no tenía previstas económicamente; esto, a la
vez, termina alejándola más de sus proyectos personales.
La convención utilizada para la
caracterización de personajes fue una ropa neutra blanca usada por los tres
actores. Esto permitió que utilicen algunos elementos de vestuario para poder
distinguir entre personajes y momentos que iban ocurriendo en la obra. Aquella
fue una solución acertada y clara para aportar a la narración de la historia.
La escenografía era movible y versátil, pues se acomodaba y reinterpretaba de
acuerdo con las situaciones. El uso de cajas y muebles blancos fue acertado
para la disposición estética que tenían.
La propuesta de construcción de personajes,
así como la solución para poder abordar todos los que aparecían en escena,
estuvieron adecuadamente manejadas. En primer lugar, los actores solucionaban
pequeñas apariciones de personajes en determinados momentos cortos, gracias al
uso de un elemento de vestuario o a un cambio rotundo en la fisicalidad. La
transición entre un personaje y otro fue marcada en cada ocasión de una manera
clara y concisa, de modo que aportaba a la obra un ritmo sólido de continuidad
durante la función.
La apropiación del espacio fue un trabajo
práctico y desarrollado de manera eficiente, pues solucionaron la ubicación de
los elementos escenográficos, la ubicación de los actores y su desplazamiento
de manera fluida. Cada objeto ubicado en el escenario poseía lineamientos
seguidos específicamente, de modo que permitió a la obra desarrollarse
fluidamente frente al espectador. Cabe destacar en especial el trabajo de la
dirección, pues es evidente que se preocupó por cada detalle de la construcción
del montaje. Todos los componentes de esta puesta en escena resultaron en un
producto claro y apreciable, tanto como pieza artística como una exposición de
problemas tan vigentes en nuestro contexto.
Es bien sabido que ser un artista escénico
en el Perú es aún una profesión llena de estigmas. No existe para los artistas
posibilidades tan equitativas de conseguir trabajo; además, el consumo de
teatro y productos culturales de ese rubro es muy limitado actualmente. Si bien eso está cambiando, es muy poco
sabida la realidad de los jóvenes que deciden dedicarse a esta labor. La obra
que nunca pensamos hacer no solamente habla de actores con dificultades de
vivir de lo que hacen: hablan del desempleo juvenil general, pues es una
realidad el hecho de que muchos jóvenes no pueden conseguir un trabajo justo.
Esta obra ha podido causar resonancia en muchos temas que, como sociedad,
necesitamos prestar atención para que empiecen a ser resueltos.
Stefany Olivos
27 de diciembre de 2019
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