Tímida mirada al universo femenino
Estrenada en el Centro Cultural CAFAE en un triste año en el que la
“cosificación” de la mujer en el Perú se ha normalizado a niveles realmente
alarmantes, la comedia 4 mujeres en crisis, escrita por la debutante en estas
lides y abogada Helen Hesse y dirigida por el experimentado Américo Zúñiga,
presentó a sus protagonistas femeninas envueltas en ingenuas e inofensivas
tribulaciones con el sexo masculino. Si bien es cierto es necesario un
compromiso por parte de nuestra comunidad teatral el enfrentar este nocivo lastre
que no nos permite crecer como sociedad justa y con igualdad de oportunidades
para todos, también lo es el legítimo derecho de cada creador el de proponer un
espectáculo de sano entretenimiento sin mayores complicaciones, como aspiraba a
ser esta propuesta escénica.
Presentada como una “terapia de shock psicológica, franca, corajuda y políticamente incorrecta”, 4 mujeres en crisis exploró cuatro
contextos bien definidos y en el papel, por lo menos, interesantes: una artista
conceptual le reclama a su novio los tan necesarios tiempo y atención para el
bien de su relación; una inescrupulosa y guapa mujer, que vive el día a día
entre el marido y el amante, recibirá una desconcertante noticia; una abogada, aquejada
por el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), deberá tomar
una decisión; y una empoderada y brillante empresaria se prepara para disertar
en una conferencia. Sin embargo, salvo el interesante atisbo metateatral (el
público dentro de la misma conferencia) o alguna actuación por encima del
promedio (como la de Jhuliana Acuña), la ejecución de las historias sobre el escenario nunca terminó de despegar, manteniéndose dentro de lo tibio y superficial, sin
siquiera rozar las verdaderas posibilidades dramáticas que los cuadros
anunciaban.
La dirección artística, para futuras presentaciones, también debería revisarse
urgentemente: es cierto que el auditorio del primer piso del centro cultural nunca
fue acondicionado para una representación teatral, pero la utilización de
sillas de la platea sobre el escenario, de gigantografías en color brillante
imposibles de leer debido a las luces o los escasos elementos para ambientar
los diversos espacios (como en el caso del bar) no contribuyeron a conseguir la
necesaria estilización que un montaje como este requería. 4 mujeres en crisis no
fue para nada la histérica y controvertida obra que prometía ser en su material
publicitario, pero sí se convirtió en una ingenua y amable propuesta, con un par de buenas ideas, que le debería
servir a Hesse para presentar en el futuro proyectos teatrales más arriesgados,
complejos y por supuesto, necesarios, si es que desea abordar nuevamente el cautivante
imaginario femenino.
Sergio Velarde
15 de julio de 2018
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