viernes, 23 de marzo de 2018

Crítica: SEXO, SEXO, SEXO: EL MUSICAL


Las noches mágicas son puro cuento

"Las mujeres necesitan una razón para tener sexo. Los hombres solo un lugar." (Billy Crystal)

“Sexo, sexo, sexo: El musical” es una obra cómica escrita por el dramaturgo mexicano Sergio Álvarez Espinoza. Este hilarante musical ya recorrió más de un país y sigue atrapando a más de uno, no solo por su música, sino por su contenido. Tuvimos la fortuna de ver la puesta en el Teatro Auditorio Miraflores. Contó con la dirección de Manu Rodríguez y la producción de Cast Teatro Musical, con una temporada de cuatro fechas (11, 18 y 25 de enero y 1° de febrero) y la participación de Martín Velásquez, Daniela Salas, Raúl Ibrahím, Cindy Quispe, Mario Mendoza, Ana Paula Delgado y Carlo Pineda.

A primera vista, el título de la obra llamó mucho la atención del público, ya que se nos puede venir a la mente la práctica del sexo por placer. Definir el sexo como tal, es abarcar un sinfín de variedades. Sin embargo, no paré de reír y de cuestionarme con las ocurrencias de todo el elenco, porque fue una obra súper fresca, no solo porque contó con siete actores jóvenes, sino porque cada personaje tenía un diálogo de inicio a fin. La puesta tuvo música original y voces en vivo, que le dieron vida a la historia.

Fulano es el chico “gilero”, que solo quiere anotar; Jaqueline, la chica que cree en el amor verdadero, a pesar de tener la reputación de zorra; Jocelin y Sutano, que solo quieren sexo casual sin compromiso; Jenifer, la chica que no soporta que su familia se meta en su vida; Perengano, el chico gay que está enamorado de su mejor amigo, pero no tiene el valor de confesarlo; y Primo de un Amigo, que es un “nerd” que busca citas hot en línea. Todos ellos buscan pasarla bien, sin salir lastimados, pero la realidad que le toca vivir a cada personaje es otra, ya que a medida que creen que se saldrán con la suya, se toparán con la desilusión de un corazón roto, y la satisfacción de algunos, solo por conseguir lo que quieren, todo esto entre cantos, risas, lágrimas, y nos contarán sus experiencias sexuales de la mejor forma posible.

Me encantó el mensaje que dejó la obra: nadie puede darte lo que no tiene y el sexo no es, muchas veces, lo que parece. Se podrá decir que solo es para pasar el rato, pero nadie dice si se podría contagiar de alguna enfermedad o que tan vacío y solo se puede quedar al final. La mejor forma de amar es conociéndose uno mismo y que no se puede amar de cualquier manera. Se sintió la conexión con el público, en la parte musical algunos actores destacaron más que otros, pero en general, hubo buena química en escena. Lo único que me queda es agradecer por tan bella función.

María Victoria Pilares
23 de marzo de 2018

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