El infortunio de Iker y Amaia
“Infortunio” es una obra en la que podemos reconocer un
ambiente sórdido representado por dos parejas que parecen querer escapar de su
contexto, sus profesiones y, en el fondo, de sus propias parejas. La obra se
divide en tres actos y es construida por cuatro personajes: Iker y Ainoa,
Markel y Amaia. Los personajes parecen tener una amistad de años; sin embargo,
hay un secreto: Iker y Amaia mantienen una relación a escondidas. Lo peculiar
de esta representación de infidelidad es el contexto donde se originó: Iker y
Markel son dos sicarios a sueldo, con una vida constantemente expuesta al
peligro, con comodidades económicas, cada uno con una relación de pareja muy
visceral; todo parece estar conectado con sus maneras de ser tan fría y sin
filtro. Por otro lado, Ainoa y Amaia son personajes muy sensuales que parecen
ser el reflejo de la personalidad de sus novios: viscerales, crudas,
territoriales e intensas en su manera de vivir sus respectivas relaciones
amorosas. En cuanto a Iker y Amaia, la relación secreta, es una que parece ser un intento de escapatoria a todo el contexto donde
se ven envueltos. Hasta este punto parece que ningún personaje es lo mismo sin
sus parejas: Markel no es lo mismo sin Amaia, Ainoa no es lo mismo sin Iker y
viceversa.
La obra nos envuelve en un ambiente donde los personajes
están constantemente luchando con ellos mismos. Son personajes frustrados,
siempre parecen querer vivir algo muy distinto a lo que son. Los personajes
estaban en estado álgido casi todo el tiempo; se entiende que la obra quiera
transmitir ese mundo sórdido en el que se encuentran, pero me pareció que
fueron demasiados recursos los que se enfocaron en resaltar lo sórdido dentro
de la obra, algo agotador de ver. A nivel de dirección, me parece que el
director ha interpretado la obra desde ese punto: queriendo dar énfasis en lo
visceral, sórdido y crudo de la obra, se ha llevado al extremo elementos como
la actuación de los personajes, la
musicalización de las escenas, etcétera. Se notó en el montaje la frustración
de los personajes, tomando como medida de desahogo las pulsiones primarias como
el acto sexual violento o tocamientos hasta cierto punto invasivos a sus
parejas. Pareciera que ninguno de los personajes tiene otra manera de demostrar
afecto, son crudamente demostrativos, usan su cuerpo para mostrar posesión del
otro; finalmente, son sus propios cuerpos lo más seguro que poseen, pues sus
profesiones no les garantiza nada a largo plazo. El director le da énfasis a
cómo sus mentes van pudriéndose poco a poco a través de las proyecciones que usa,
aunque a veces eran confusas, no se llega a saber con qué conectaba dentro de
la historia. Finalmente, comprendí que esas escenas representan una extensión
de la mente de los personajes, el cómo esta va procesando sus maneras de ver el
mundo. Me pareció muy atinado el hecho de que los cuatro personajes estén en
escena todo el tiempo viendo lo que todos hacen en todo momento, parecía que en
cualquier momento iba a explotar la situación; por otro lado, solucionaba las
acotaciones que el dramaturgo sugería en la obra como el uso de ventanas y
puertas por donde los personajes espiaban las escenas.
¿Por qué los personajes no llegan a cambiar sus situaciones?
Llega un punto en el que empiezas a creer que todo lo que tienes es lo máximo
que puedes lograr; de pronto, cuando llega algo nuevo, inimaginable hasta ese
momento, no puedes lidiar con que un cambio de tal magnitud implica comenzar
desde cero. Una pregunta a partir de la obra con la que me quedo: ¿hasta qué
punto estamos dispuestos a arriesgar por lo que queremos?
Stefany Olivos
7 de julio de 2017
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