El lugar que el Teatro se merece
Si bien no fue una idea original (algunos historiadores rastrean su
origen en el Teatro por horas aparecido en Madrid a finales del siglo XIX), la
fiebre del Microteatro se ha convertido en una (preocupante) moda que involucra
por cierto, una serie de factores tanto positivos como negativos, que están
cambiando (o ya lo han hecho) nuestro panorama de las artes escénicas. En
primer lugar, sorprende la cantidad de talentos nacionales involucrados en el
proyecto, entre directores, actores y dramaturgos, que se convierten en
garantía segura de calidad para su producto. Sin embargo, aparte del hecho
real que su minuto teatral vale casi un sol, resulta inverosímil pensar que en
15 minutos se logren situaciones y personajes profundos y complejos, como los
que nos podría ofrecer, por ejemplo, una obra “tradicional” en 50 minutos o
más.
Y es que entrar en la sala de espera del acogedor local de Microteatro
en Barranco, no es entrar a una sala de espera de un teatro “normal”. En esta
última, las personas esperan ansiosas La Función, es decir, se siente la
mística en el ambiente por la inexorable tercera llamada, que anuncie el inicio
de una historia recreada por un director y un grupo de actores tras arduos meses de ensayo.
En la sala de espera del Microteatro eso no se percibe. La gente que se encuentra en ella (la que
puede pagar un sol por minuto teatral) se divierte conversando, riendo y
bebiendo los diversos tragos que ofrecen en la barra, mientras esperan por la
siguiente micro-obra, o tal vez no. Productos tan cuidados y hermosos como Los
15 mil, escrito y dirigido por Mavi Vásquez, que aborda nuestra oscura guerra
interna que nos dejó miles de personas desparecidas, e interpretado por actores
tan sólidos como Sylvia Majo y Juan Carlos Morón, no pasan de ser un
entretenimiento más dentro de esta maquinaria al servicio del consumidor, que
se encuentra sentado cómodamente en aquella sala de espera, esperando por su
próximo trago o por la micro-obra siguiente.
Pero más allá del curioso hecho que el Microteatro en España se haya iniciado en un prostíbulo y con el lema "Microteatro por DINERO", y que se nos aproxime una avalancha de nuevos "dramaturgos" debido a las varias convocatorias para escribir textos de 15 minutos sobre temáticas del momento, solo nos queda reflexionar sobre lo que afirman los mismos organizadores
del Microteatro en Barranco, Rafo
Iparraguirre y Jordi Vilalta, en una entrevista concedida a El Comercio en
julio del año pasado. Frases como: “Es una manera de atraer a la gente que no
está familiarizada con el teatro y que se sienta más interesada en ingresar” o “Es
importante que el microteatro rompa con la imagen solemne que ha arrastrado
este arte sagrado que es el teatro” o mi favorita “Si la obra es mala, (el
espectador) no ha perdido más de 15 minutos”, nos hace esperar que
proyectos tan profesionales, interesantes y 100% artísticos como Los 15 mil de
Mavi Vásquez, encuentren en el futuro, el verdadero lugar que se merecen.
Sergio Velarde
3 de enero de 2016
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