sábado, 2 de enero de 2016

Crítica: AQUELLO

La infructuosa búsqueda del amor   

Uno de los últimos textos que nos faltaba ver en escena, de los seleccionados en la primera edición de Sala de Parto en 2013, era Aquello, escrito por la dramaturga, actriz y directora Vanessa Vizcarra. A su favor, la pieza tiene un inicio tan sugestivo como genial: una joven embarazada llamada Vania le cuenta a su madre Ivonne que el hijo que va a parir es nada menos que el mismísimo Dios; sin embargo, el desarrollo posterior de la historia perdería de vista esta genial primera secuencia, para dedicarse a explorar los sentimientos y frustraciones de los demás personajes y terminar en un final que algunos podrían tildar hasta de manipulador. Lo que sí demostró el estreno de Aquello en el Auditorio del Centro Cultural El Olivar de San Isidro fue apreciar la feliz evolución de Ernesto Barraza Eléspuru como su director, luego de las irregulares Bésame mucho (cuyo texto de su propia autoría también fue seleccionado por Sala de Parto) y especialmente, Rockstars.

Aquello, como ya mencionamos anteriormente, abandona rápidamente su intrigante inicio para dedicarse a seguir a sus personajes en su infructuosa búsqueda del amor en varios niveles: asistimos así a la tirante relación de la productora Ivonne (una Urpi Gibbons en gran forma) que mantiene con su frágil hija Vania (una excelente Mariajose Vega, a quien vimos en La edad de la ciruela) y con su madre (Haydee Cáceres ); como también a la vida cotidiana de los colaboradores de Ivonne en su productora (Alexandra Graña y Diego Lombardi) y al novio de Vania (Stefano Salvini). Al final, todas las explicaciones que recibimos (basadas principalmente en la extraña conducta de las embarazadas) reducen el misterio inicial a poco menos que un gancho para seguir las vidas de estos personajes, que sí incluyen algunos momentos muy interesantes en la relación abuela-madre-hija, mérito de la dirección de actores.

Con una escenografía sencilla y funcional, que los mismos intérpretes cambian de escena en escena, la puesta en escena transcurre con fluidez, hasta un final “sorpresa” que no revelaremos pero que desmerece en gran medida los aciertos anteriores. Producida por Break Producciones y Sala de Parto, el presente montaje le permite a Barraza orquestar una puesta en escena con creativos detalles como la inclusión videos multimedia con textos recitados por conocidos actores del medio (manteniendo el suspenso sobre un elemento sobrenatural que nunca aparece), así como el de sacar provecho del talento de sus intérpretes, especialmente de Gibbons y Vega. Aquello vale por un inicio de antología a nivel de dramaturgia por parte de Vizcarra y por crearnos expectativa (ahora sí) sobre los futuros proyecto de Barraza como director.

Sergio Velarde
3 de enero de 2016

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