Drama familiar en tiempos de guerra
Consiguiendo el segundo premio en el IV Concurso de Dramaturgia Peruana 2012 “Ponemos Tu obra en escena” con el título de Hombres limpios, la obra Bajo la Batalla de Miraflores, escrita y dirigida por Paola Vicente, llegó de manera oportuna aunque tardía al Centro Cultural Ricardo Palma en octubre del año pasado. Se trata de una pieza que, como su nombre ya hace anticipar, aborda un acontecimiento específico de nuestra vida como nación. Es por ello que las comparaciones con Bolognesi en Arica (2013), escrita y dirigida por Alonso Alegría, no resultan impertinentes. No solo por haber sido él maestro de dramaturgia de Vicente (además de dedicarle unas sentidas líneas en el impecable programa de mano), sino porque ambas son registros históricos, cada una a su manera, de hechos reales sucedidos en el contexto de la Guerra del Pacífico, en específico.
Consiguiendo el segundo premio en el IV Concurso de Dramaturgia Peruana 2012 “Ponemos Tu obra en escena” con el título de Hombres limpios, la obra Bajo la Batalla de Miraflores, escrita y dirigida por Paola Vicente, llegó de manera oportuna aunque tardía al Centro Cultural Ricardo Palma en octubre del año pasado. Se trata de una pieza que, como su nombre ya hace anticipar, aborda un acontecimiento específico de nuestra vida como nación. Es por ello que las comparaciones con Bolognesi en Arica (2013), escrita y dirigida por Alonso Alegría, no resultan impertinentes. No solo por haber sido él maestro de dramaturgia de Vicente (además de dedicarle unas sentidas líneas en el impecable programa de mano), sino porque ambas son registros históricos, cada una a su manera, de hechos reales sucedidos en el contexto de la Guerra del Pacífico, en específico.
Pero así como existen similitudes, también las diferencias saltan a la
vista. La extenuante Bolognesi en Arica fue llevada a escena como una clase
maestra, en la que desde el inicio sabíamos que un grupo de actores se disponía
a representar los principales acontecimientos de aquella batalla, intercalada
con intervenciones de la profesora y una alumna. Bajo la Batalla de Miraflores
se inclina más bien, por un estilo realista: el escenario es el sótano de una
de las viviendas del distrito en mención en pleno conflicto bélico. En aquel
recóndito lugar se encuentra la familia Garay: la valiente Julia (una notable Angie
Ruiz), su madre doña Clara (Lilian Nieto) y la niña del servicio Esperanza (Valquiria
Huerta). La llegada de un misterioso joven (Dante del Águila) y la posterior
aparición del conflictuado hermano de Julia (un preciso Sergio Cano)
desencadenarán un drama familiar que incluso comprometería el destino mismo de
la guerra. Es así que Julia deberá tomar una difícil decisión: ¿su patria o su
familia?
El drama está bien articulado en escena, gracias al talento de la directora y del elenco
en pleno; sin embargo, algunas inquietudes saltan a la vista: ¿Es el manejo de
armas completamente creíble en todos los personajes? ¿Puede un chileno fingir
el no-acento peruano con tanta perfección? ¿Pueden los costales en aquel sótano
en plena guerra lucir tan blancos? Una vez reflexionado sobre el hecho de no
estar viendo teatro documental, sino una estilización de la realidad, todo se
disculpa. Pero acaso el mayor logro de Vicente sea el de haber contado una
historia sobre actos heroicos sin caer jamás en la gratuita manipulación basada en un nacionalismo mal entendido, que tanto daño le hizo a Bolognesi en Arica. Aquí
no fue necesario apelar al Himno Nacional para recibir los sinceros aplausos
que la puesta recibió. Bajo la Batalla de Miraflores es una historia que se
sostiene por sí sola, y si bien el contexto limeño puede ser incluso meramente
arbitrario, sí le suma puntos a uno de los montajes más interesantes del año
que pasó.
Sergio Velarde
4 de enero de 2016
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