La amistad en realidades paralelas
Acudir a ver una nueva obra escrita y dirigida por Cristian Lévano
representa siempre una completa interrogante, pues no se sabe qué se va a
encontrar. Y es que de un título tan llamativo como Me toca ser el nene esta
noche se puede esperar literalmente cualquier cosa. Pero Lévano no defrauda,
especialmente cuando se trata de jugar y volar con su propio texto, una suerte
que no corrió del todo su respetuoso homenaje a Sergio Arrau con La multa (2014). Estrenada en el Club de Teatro de Lima, su nueva puesta en escena marca
cuidadosa distancia de sus anteriores montajes, pero a la vez, aprovecha muchos
aciertos de estos para enriquecer su nuevo espectáculo.
Inicia la obra con una simpática rutina a cargo de dos atípicos
personajes llamados Furi y Bundo (como lo hacían Alguien y Otro en ¿Qué hiciste Diego Díaz?), que se encuentran viviendo en un misterioso lugar del cual no
pueden salir. Las fugaces apariciones de una muchacha vestida de negro llamada
Rosita, que parece existir en otro plano de la realidad, y la posterior llegada
de otra mujer llamada Esther a este sitio, revelarán la amenaza de un hombre
que nunca vemos y que solo se menciona (como sucedió en Francisco). Si bien con
un tratamiento surrealista como ya nos tiene acostumbrado Lévano, la pieza
aborda atinadamente temas muy reales y contemporáneos como la discriminación y
la violencia ejercida contra las minorías, así como también rescata a su
manera, el verdadero valor de la amistad.
Lévano cuenta con sólidos actores que ya lo acompañaron anteriormente en
anteriores montajes, como Carmela Tamayo (en Un trébol mágico), Marina
Gutiérrez (en Dana) y Rod Díaz (en ¿Qué hiciste Diego Díaz?). Por su parte, Sergio
Ota (de En el jardín de Mónica) hace su debut en la Asociación Cultural Winaray,
interpretando al tierno e hilarante Bundo. Me toca ser el nene esta noche (en
referencia a uno de los tantos juegos que tienen Furi y Bundo para matar el
tiempo) es una pieza que se instala cómodamente entre los mejores estrenos del
colectivo, y que puede confundir a aquel público que busca un montaje
convencional, pero que triunfa al demostrar la sorprendente e inagotable
creatividad de su joven autor.
Sergio Velarde
14 de enero de 2016
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