Adecuada elección y digno montaje
Es innegable virtud de un director con sentido común el saber elegir la obra precisa para el grupo humano que dirige. En el caso de contar con jóvenes actores aún en proceso de aprendizaje, una de las elecciones más sensatas es la de escoger una pieza en la que se luzca el trabajo coral, en la que el protagonismo no recaiga en unos cuantos personajes, sino por ejemplo, en un conflicto interesante y cautivador. Fue así que la Asociación Cultural Última Orilla recupera sus brillos iniciales conseguidos con su primer proyecto El señor de las moscas, luego del traspiés que significó Demonios en la piel, con la obra Aquí en la tierra, una adaptación basada en la original de Fritz Hochwälder y en la emblemática La misión, película británica de 1986 dirigida por Roland Joffé.
Presentada en el teatro Julieta (convertido ahora en la sede oficial del grupo) Aquí en la Tierra aborda la historia de las reducciones jesuíticas en Paraguay y en especial, de Rodrigo Mendoza, un traficante de esclavos que asesina a su hermano por traición y encuentra la redención hermanándose con los indígenas, a quienes antes cazaba y esclavizaba. Los intereses particulares generarán la pronta desaparición de estas organizaciones, que es enfrentada por un grupo liderado por Mendoza y algunos jesuitas que se oponen a esta determinación. El director sabiamente reparte equitativamente el peso dramático entre todos los actores, centrando la atención en el nudo dramático, en el que la religiosidad no es el tema central; es la fe de algunos seres humanos que se convierte en esperanza de aquellos grupos minoritarios que eran, en épocas no tan lejanas, tratados como seres inferiores. Las motivaciones opuestas de los personajes en pleno siglo XVIII, la modestia y la soberbia, la obediencia y la desobediencia, pasividad y acción desesperada, reivindica la sincera caridad de algunos creyentes, frente al autoritarismo de la Iglesia en aquella época.
Gracias a la elección de esta obra coral y como ya anotamos, en el que se destaca la labor en grupo, los personajes son asumidos con bastante convicción por el elenco, pero que definitivamente necesita un ajuste por parte de la dirección de actores en determinados monólogos y escenas discursivas. La dicción, el volumen de voz y la sobreactuación deben ser manejadas con mayor rigurosidad, pero que en última instancia no interfieren con el desarrollo dramático del espectáculo, hecho clave que se debe agradecer. Aquí en la tierra es un paso adelante en la trayectoria de la joven asociación cultural Última Orilla, supera largamente a su anterior montaje, y se hace evidente una necesidad de parte del director Paco Solís Fúster para trabajar aun más con el entusiasta y comprometido elenco que cuenta para su próxima aventura, que obviamente esperamos con gran expectativa.
Sergio Velarde
21 de agosto de 2011
1 comentario:
Gracias por la visita y por la crítica. Un saludo.
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