sábado, 28 de agosto de 2021

Crítica: GIRASOLES DE ALGODÓN Y EL PELIGRO DE ESTAR VIVOS


Hermandad y desamparo

Conforme avanzan los meses en medio de la crisis sanitaria, poco a poco y tímidamente, algunos teatros vuelven a levantar sus telones. Y es que la virtualidad, sus plataformas y herramientas vienen generando una gran cantidad de proyectos escénicos pregrabados y editados, y cada vez más alejados de la verdadera esencia del Teatro. Ya inclusive el presentar las puestas en vivo genera un enorme riesgo debido a la conectividad, así que al recurrir a la grabación se entra de lleno en el campo televisivo o cinematográfico. Pues bien, vale esta apurada reflexión como introducción al último montaje del joven actor, dramaturgo y director Álvaro Pajares, quien no solo se animó a presentar su puesta virtual en vivo, sino que además mantuvo en todo momento las convenciones teatrales, quizás para ir preparando a los espectadores para el próximo regreso de toda nuestra comunidad en pleno a las temporadas presenciales.

Girasoles de algodón y el peligro de estar vivos, proyecto nacido de un laboratorio de entrenamiento teatral a través de la creación colectiva, es básicamente una crónica de amor fraternal. Dos hermanas, viviendo bajo un mismo techo con su severa madre, deciden abandonar su hogar e intentar sobrevivir solas en medio de la peligrosa ciudad, lejos del cuidado materno. La convivencia y por supuesto, la supervivencia de ambas (una de ellas, menor de edad) darán pie a las grandes lecciones de vida que aprenderán, así como a fortalecer su relación. La historia sabe sortear los terribles peligros urbanos que acechan sin descanso a las hermanas echando mano muchas veces de la buena suerte, encontrando en su aventura a ciertas personas que las ayudan desinteresadamente y que nos devuelven la esperanza en el género humano.

Pero si bien Pajares nos ofrece una puesta bien escrita y ejecutada, es la forma de contarla lo que llama la atención. Todos los acontecimientos narrados ocurren en una habitación convertida en escenario, con las actrices Majo Bueno y Nicole Nalvarte, vestidas de negro y utilizando contadas prendas para interpretar los diversos papeles, incluida la madre. El manejo de cámaras, que incluye una cenital, permite la fluidez de la trama, mientras que ambas actrices consiguen un excelente trabajo interpretativo en conjunto. Girasoles de algodón y el peligro de estar vivos es un ameno y valioso relato de hermandad en medio de los peligros del día a día, pero también es un recordatorio de las enormes posibilidades de las convenciones teatrales que nos esperan cuando regresemos, muy pronto, a los espectáculos presenciales.

Sergio Velarde

28 de agosto de 2021

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