martes, 27 de julio de 2021

Crítica: LA ÚLTIMA CINTA


Beckett y el inexorable paso del tiempo

Piso 1 producciones realizó el año pasado un oportuno homenaje a uno de los grandes dramaturgos de todos los tiempos, Samuel Beckett. El ciclo “Lo lógico de lo absurdo” adaptó tres de sus textos, en los que el genio irlandés reflejó sus puntos de vista sobre la condición humana, pesimista y tétrica, pero no carente del humor que desprenden las situaciones humanas tan absurdas como ciertas. En esa dirección, y con la coproducción de la actriz Cindy Díaz, el mencionado colectivo viene presentando la puesta virtual La última cinta, una versión libre del original de Beckett, dirigida por Manuel Baca Solsol desde el escenario del Nuevo Teatro Julieta, y que mantiene intacto el espíritu del autor.

En el escenario minimalista vemos a un hombre que cojea al andar, que responde al nombre de Krapp, y que se dedica en sus cumpleaños a grabar sus nostálgicas reflexiones en cintas de cassette, pero también a escuchar las grabaciones de años anteriores. Beckett, que supo retratar tan bien el factor temporal en Esperando a Godot, muestra con crudeza el paso (y el peso) del tiempo en su apabullado personaje, que se enfrenta a sus temores, sus anhelos y sus frustraciones en este absurdo intento por mantener viva su memoria, pero inmerso a su vez en su propio círculo vicioso. El no poder escapar de sus propios demonios significa, para este hombre y acaso para todos nosotros, tanto lo trágico como lo cómico de la vida misma.

Excelente la performance de Gonzalo Molina, dotando de peso, profundidad y niveles a su personaje, y aprovechando hábilmente los distintos momentos de grabación y los de escucha. Estos saltos temporales le permiten a Molina distinguir y especificar las secuelas que produce el paso inexorable del tiempo en Krapp, no solo física sino psicológicamente. La última cinta es un digno homenaje al teatro beckettiano, bien dirigido y actuado, y también un preciso cuadro escénico de lo efímera que es la vida misma, provocando a través de este texto del teatro del absurdo una pertinente reflexión acerca de las consecuencias del paso inexorable del tiempo.

Sergio Velarde

27 de julio de 2021

1 comentario:

Marcela Robles dijo...

Gran actor Gonzalo Molina!