Un Ricardo diferente
Ricardo III es un clásico del teatro, que en esta ocasión llega a nosotros gracias a Alumbra Producciones y el Teatro Barranco. En general, esta adaptación se mantiene fiel al texto original de Shakespeare, pero nos ofrece algunas variantes interesantes. En primer lugar, al contar con un elenco mayoritariamente femenino, la dirección propuso que sean las actrices quienes encarnen a los personajes masculinos, que son los predominantes en la obra. Así, el Ricardo III que interpreta Grecia Simon destaca por la fuerza de su expresión, mostrando un personaje tan profundo como maquiavélico. Como plantea la tragedia, a pesar de que Ricardo es parte de la realeza, presenta una deformidad que se comprende como un castigo de la naturaleza; aun así, en principio, es estimado por su familia y el pueblo al que gobiernan. Lo que veremos a lo largo de la obra es el desarrollo de los sentimientos que lo llevan a pelear por el trono, sin tener mayores límites en su actuar. Por eso, su apariencia física termina siendo la proyección de una moral distorsionada, motivada por un deseo de poder, que igual domina a algunos de sus allegados. Por otra parte, destacan la reina Isabel y Lady Ana, interpretados por Douglas Faria y Eduard Zapata, que son representadas con gran sensibilidad. Ello nos permite conocer los efectos de las complejas situaciones, políticas y familiares, que enfrentan las mujeres de la obra.
Finalmente, queremos llamar la atención sobre el uso del espacio, que consideramos se realizó de excelente modo. Por una parte, en el escenario se contaba con dos ventanas, que permitían mostrar eventos simultáneos. Esto es particularmente conveniente para una tragedia en la que se dan tantos encuentros y secretos, y que además suele ser extensa por el mismo motivo. A la par, el uso de una plataforma que se encontraba cerca del público fue utilizada en acontecimientos clave, y permitía renovar la atención de quienes nos encontrábamos viendo la obra. En ese sentido, y por todo lo que hemos mencionado antes, consideramos que se mantuvo un dinamismo que resulta muy valioso al presentar una tragedia como las de Shakespeare. Por ello, creemos que la propuesta puede ser de gran agrado principalmente para quienes disfrutan de los clásicos del teatro. Sin embargo, la recomendamos ampliamente también para aquellos que sientan curiosidad por este tipo de obras, ya que en todo momento se mantuvo al público a la expectativa de la suerte de personajes tan elevados y, al mismo tiempo, humanos, con virtudes y defectos.
Barbara Rios
11 de abril de 2025
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