“Pienso que el público está malacostumbrado”
Ganador del premio
del público como el mejor actor de reparto de Comedia o Musical en la encuesta
del Oficio Crítico por Zapping, 3 musicales en 1, el joven actor Gabriel Gil
confiesa que desde pequeño fue (y es) muy introvertido. “En el colegio hice
unas cuantas obras de corte religioso (mi colegio era religioso) y me costó
mucho; pero en cuarto de secundaria me llaman para entrar a una banda de rock”,
recuerda. “Luego decidí estudiar música y al segundo año me convocan para
actuar en Carmín, el Musical (2011) y entonces me dije que esto es lo mío”.
Este espectáculo, dirigido por Joaquín Vargas, fue el primer paso para que
Gabriel vaya desarrollando su talento sobre las tablas, no solo actuando sino
también cantando.
“Quise ver algunas posibilidades
para ir a estudiar fuera, pero fue muy complicado, así que entré a Artes
escénicas en la Universidad Católica y ya estoy por acabar”, cuenta Gabriel. Es
así que tuvo el privilegio de aprender de grandes artistas y maestros como
Alejandra Guerra, Katiuska Valencia, Joaquín Vargas, Mateo Chiarella, Wendy
Vásquez, Alberto Isola y Coco Guerra, así como en talleres externos con Raúl
Zuazo, Sergio Galliani y Grapa Paola, entre otros. “En la universidad, en los
diferentes ciclos que te toca, tienes la chance de conocer cómo es el mundo del
teatro por temporadas con varios directores”.
Las experiencias como actor
Si bien es cierto, Oficio Crítico notó a Gabriel en la
excelente Bare: expuestos (2014), un musical que abordaba con valentía la
discriminación y la búsqueda de la identidad sexual en nuestra sociedad (y por
el que fue nominado por Oficio Crítico ese año), este ya había interpretado el
rol central en La Chica de la Torre de Marfil (2013). “Para mi buena suerte y
la mala de Andrés Wiese (el protagonista de la obra), lo reemplacé porque tuvo
un desgarro en el brazo”, comenta Gabriel. Posteriormente estuvo involucrado en
diversos espectáculos teatrales demostrando mucha versatilidad, ya sea actuando
o codirigiendo: por ejemplo, en el 2015 estuvo en Climax! de Alejandro Melero,
dirigido por Gerardo Díaz y Antonella Esposito; en El Mago del País de las
Maravillas, de Gonzalo Rodríguez Risco y dirigido por Javier Valdés y en Un
cuaderno azul (al que le faltan algunas hojas), con la dirección de
Alberto Isola.
¿Cuáles son las condiciones básicas que debe tener un buen
actor de teatro? “Debe ser multifacético”, afirma Gabriel. “Además debe ser un
gran ‘conchudo’, tener cancha y no tener vergüenza; y por supuesto, el trabajo,
tener el objetivo claro y no parar nunca”. Por otro lado, un buen director de
teatro “probablemente debe haber sido actor, tiene que saber el lugar en el que
estamos nosotros”. Además, considera que es importante que un director tenga
una visión macro de la obra. “Debe tener un panorama general de todo, ser
omnipresente, ver la escenografía y lo estético, hasta el más mínimo detalle, y
por supuesto, la música”. Evidentemente, el aspecto musical es sumamente
importante para Gabriel. “No hablo de la música de la pista de sonido, sino de
la fluidez y el ritmo del verso y de la palabra del actor”.
Los proyectos después de Zapping
Aparte de participar el año pasado en Santísima Muerte: La
fiesta del más allá, con la dirección de Dusan Fung (nominado a mejor montaje
por Oficio Crítico), Gabriel también fue uno de los protagonistas de Zapping, 3
musicales en 1, espectáculo premiado por el jurado del presente blog y que le
dejó grandes satisfacciones. “Recibí un correo invitándome a un casting, como
muchas veces te llegan y al final, no pude ir. Luego me llamaron para que vaya
de frente al ‘callback’, me encontré con Natalia Salas (con quien ya había
trabajado en El Mago del País de las Maravillas) y al final, nos quedamos con
ella en el proyecto”. Una de las características de la puesta en escena fue la
gran química entre los actores, que incluía también a Martín Velásquez. “Fueron
cuatro largos y arduos meses de trabajo para dar a conocer este producto
peruano alucinante que de verdad me hubiera encantado ver. ¡Fueron tres
musicales distintos en su composición musical y dramatúrgica! Con mis
compañeros de elenco logramos un gran nivel de dedicación, estábamos el uno con
el otro y nos motivábamos siempre para seguir adelante”, exclama. Otra
característica del proyecto fue la cantidad de gente joven involucrada, como el
productor Pedro Iturria y el director Mario Mendoza.
Gabriel nos informa que se acerca una bienvenida reposición
de Zapping, para aquellos que no la hayan visto o que deseen repetir una
visita. “También estoy con mis talleres de canto para niños y además, voy a
estar en El Gran Teatro del Mundo (monumental obra de Calderón de la Barca) en
la Catedral de Lima, al lado de grandes eminencias. Haré con solo 24 años el
papel del Rey, mientras que el resto del elenco supera los 40”. Por si fuera
poco, participará en las puestas en escena de Todo el sentido del mundo, en
abril en la AAA; y en El enfermo imaginario, una adaptación música del clásico
de Moliere por Sergio Galliani, con canciones de los años sesenta.
Posteriormente, Gabriel estará viajando a España para seguir una maestría.
“Pienso que nuestro público está malacostumbrado”, reflexiona. “Si no haces una
comedia que trabaje elementos de experiencias cotidianas, la gente no va al
teatro. El público está mal orientado, a nivel teatral, cinematográfico y
televisivo”. Sin embargo, reconoce que a pesar de ello, el Perú se encuentra en
una era de grandes cambios a nivel teatral/cultural/artístico. “Con muchos
nuevos rostros talentosos que están en una constante lucha por sacar nuevos y
refrescantes proyectos de una naturaleza distinta a lo ya establecido; se vienen
grandes y sorprendentes producciones que lo revolucionarán, creo yo,
absolutamente todo”, concluye.
Sergio Velarde
23 de enero de 2017
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