Las despedidas siempre serán tristes. Siempre y cuando estas
no se realicen a través de una simpática comedia de enredos, como lo es La
estación de la viuda (La Station Champbaudet, 1862) del dramaturgo francés
Eugène Labiche, autor de un puñado de pequeñas joyas del vodevil, en donde se
despide de los escenarios Lucía Irurita. Nuestra primera actriz, quien ha
participado en más de cien montajes teatrales (que incluyen clásicos como Seis
personajes en busca de autor, La fierecilla domada, Electra y Flora Tristán) y
trabajado para los más prestigiosos directores (como Sergio Arrau, Luis
Álvarez, Carlos Gassols y Pepe Velásquez), elige un texto sencillo pero muy
disfrutable en la puesta en escena en su Teatro de Lucía, gracias a la limpia dirección de Norma
Berrade y a un sólido elenco.
La estación de la viuda no hace referencia por cierto, a
ningún periodo del año, ni a ningún establecimiento de servicio, ni a ninguna
emisora radial: es el simbólico nombre que le da el pícaro arquitecto Paul
Tacarel (un fresco y divertido Claudio Calmet) al departamento de Madame
Champbaudet (Irurita), pues en ese lugar es donde espera la señal para subir a
visitar a su amante (una mujer casada), mientras este coquetea con la viuda
usando el pretexto del diseño de un mausoleo para su difunto esposo. Las cosas
se complican cuando el delicado mayordomo (Jose Antonio Buendía) es despedido y el marido engañado (Kike Casterot) comienza a sospechar,
pues comienzan a sonar misteriosas melodías (las señales de los amantes) en
ambos pisos cada vez que este sale a trabajar.
Tal como lo explicara Alberto Isola, quien dirigiera el
espectáculo vodevil El dedo en el ojo (1996) que incluía una obra de Labiche,
la farsa francesa tiene “un ritmo vertiginoso, anécdotas complicadas, precisión
matemática al servicio de una historia que desnuda, sin intenciones moralistas
sino más bien con despiadado cinismo, la mezquindad, la avaricia, la hipocresía
y la vanidad de una burguesía que el autor conoce muy bien.” Berrade, habitual
colaboradora de Isola en la dirección, cumple a cabalidad su cometido, eso sí,
debiendo ajustar las entradas de las canciones en vivo para no alterar demasiado
el ritmo de su puesta. Completan el elenco una recuperada Mirna Bracamonte, el
siempre divertido Nicolás Fantinato, la joven Adriana Cuba y el veterano César
Padrón. La estación de la viuda es una digna despedida de una gran actriz como
lo es Lucía Irurita, capaz de elevar la calidad de una puesta en escena por más
sencilla que esta sea.
Sergio Velarde
12 de octubre de 2016
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