El tiempo les juega una mala pasada
Del ingenioso autor británico J.B. Priestley hemos visto
repetidas veces Esquina peligrosa (1932), en discretos montajes dirigidos por
Oswaldo Bravo y Joaquín Vargas a lo largo de los años; así como Ha llegado un
inspector (1946), acaso la pieza más popular del autor, que fuera dirigida con
toda la pomposidad posible por Osvaldo Cattone y con suma discreción por Willy Gutiérrez. Justamente Gutiérrez elige una tercera obra de Priestley, que junta
a la primera mencionada y Yo estuve aquí antes (1937) conforman sus “Tres
piezas sobre el tiempo”, para inaugurar un nuevo espacio llamado Teatro Aforo
XI en Pueblo Libre. El tiempo y los Conway (1937) es un drama de largo aliento,
que juega con un necesario quiebre temporal para el desarrollo de su trama en
tres actos, que pudo esta vez llegar a
escena acaso de manera más satisfactoria.
La acción se sitúa en la ciudad de Newlingham, Inglaterra en
1919, específicamente en casa de la familia Conway, en donde se celebra el
cumpleaños de una de las hijas, Kay (Andrea Brissolese), quien convenientemente
es aspirante a novelista, como sí lo es la Maud Mockridge de Esquina peligrosa. En
este primer acto, conocemos a la acomodada familia que celebra el final de la
guerra y además, sus sueños que se cumplirán en el futuro, para luego terminar
con Kay sumida en un profundo sueño. En el segundo, nos encontramos en la misma
habitación, pero dieciocho años más tarde, y nos enteramos que todos los
miembros de los Conway han fracasado en sus vidas. Y en el último acto volvemos
al inicio, exactamente donde terminó el primero, con la confusa Kay despertando
y dándose cuenta acaso del irremediable destino que le espera a su familia y amigos.
Gutiérrez afirma que fue un gran riesgo elegir esta pieza en
especial para llevarla a buen puerto, contando además con un joven elenco y
(con contadas excepciones) poca experiencia sobre las tablas, para interpretar
a diez personajes con una fuerte carga dramática y de diferentes edades. En ese
sentido, algunos conflictos puntuales resultan rescatables e interesantes,
gracias a los oportunos gestos y silencios que manejan los actores, como el triángulo
amoroso formado entre Joan (Cynthia Bravo), Robin (Johan Escalante) y Alan (Narayana
Campos); así como la infructuosa relación entre Madge (Andrea Valdivia) y el
abogado Gerald (Emma García). El tiempo y los Conway, estrenada en el nuevo Teatro
Aforo XI, cumple con ser un discreto homenaje a un autor tan interesante con Priestley.
Sergio Velarde
21 de agosto de 2016
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