jueves, 23 de octubre de 2025

Crítica: SUITE ITINERANTE


La memoria que se cocina

“Los recuerdos se cocinan en vivo y la memoria se convierte en banquete”, anuncia la sinopsis de Suite Itinerante, experiencia escénica interpretada por Kelly Aranguri, Lucero Calderón y Leonardo Barrantes. La obra articula memoria y migración a través del lenguaje del soundpainting, un método de composición en tiempo real que combina gestos e improvisación.

Desde su inicio, el espectador es invitado a un restaurante de carretera, lugar liminal donde confluyen viajeros y relatos. En este espacio, los recuerdos, propios y ajenos, son transformados en materia viva; en palabra, cuerpo y sonido. El anfitrión, interpretado por Barrantes, actúa como mediador entre escena y público, guiando dinámicas participativas que refuerzan la noción de tránsito y colectividad.

Sin embargo, gran parte de la acción se desarrolla en el suelo, lo que, dada la disposición frontal del público, dificulta la visibilidad y la comprensión de ciertos momentos. Este aspecto técnico resta fuerza a una propuesta que por momentos alcanza una sensibilidad muy auténtica, especialmente cuando las intérpretes comparten sus testimonios sobre la experiencia migratoria.

El juego escénico entre las dos mujeres transita entre lo cotidiano y lo onírico. Aunque se alude a una “suite”, el espacio muta constantemente, se convierte en ciudad, frontera o recuerdo. En una de las dinámicas más potentes, las intérpretes compiten en una cuerda de jalar, metáfora física de las tensiones y resistencias que implica migrar.

La escenografía, de carácter minimalista, concentra la atención en los cuerpos, las voces y los sonidos producidos en escena. La dimensión sonora, guiada por el soundpainting, permite que los discursos individuales se entretejan en una partitura colectiva que evoca la fragmentación de la memoria y la pluralidad de las experiencias migrantes.

Suite Itinerante es, en esencia, una exploración sensible sobre lo que se pierde y lo que se reconstruye en el desplazamiento. Aunque ciertos aspectos espaciales podrían afinarse para fortalecer su comunicación con el público, la obra logra activar una experiencia sensorial y reflexiva, donde el acto de recordar se convierte, literalmente, en un acto de cocinar juntos.

Daniela Ortega

23 de octubre de 2025

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