Gracias parciales
El montaje virtual Terapia de amor intensiva, producido
por Encerrados y Cuatro Gatos Producciones, califica como aquel tipo de
producciones realmente originales y sencillas, en donde lo más importante es
sorprender al público. Los escenarios eran habitaciones
y departamentos comunes. En primer
lugar, me encantó que las tres obras partan de aspectos tan cotidianos de la
vida diaria y lleguen a generar esa minireflexión luego de ver el montaje. Las
tres presentaciones giraron sobre las temáticas del compromiso, las
inseguridades en la relación de pareja y la convivencia, respectivamente. En
segundo lugar, es de resaltar la originalidad de la producción, que se esforzó
por presentar algo único para un escenario virtual, que últimamente sufre de
una caída en la recepción del público, posiblemente por la apertura progresiva
de salas presenciales. El aspecto más importante fue la música de fondo, en
donde se notaba la inspiración en las canciones Trátame suavemente, Prófugos
y Nada personal de los inmortales Soda
Stereo. Es resaltante mencionar que la productora tuvo
mucho cuidado en generar un ritmo propio.
Nada, el primer minimontaje de la noche, fue el qua más impactado me dejó,
principalmente debido a la forma cómo los actores invertían sus roles, de tal
manera que la situación de tensión cambiaba y generaba una atmósfera muy
interesante. ¿Cómo convertir una pelea familiar en un
escenario teatral? Nada es la respuesta. La actuación de Fernando Pasco fue única, sobre todo cuando reaccionaba de
manera violenta. Su presencia escénica es el resultado
de muchos años de trabajo.
Trátame suavemente fue el micromontaje menos impactante de la noche.
No logré entender del todo cuál era el conflicto entre la pareja representada
por los jóvenes actores Edwin Vásquez y Andrea Alvarado. Entendí que era una pareja que atravesaba por momentos difíciles
próximos a la separación y una posible tentación a la infidelidad. El personaje de Liz Roggero era intrigante, pues
representaba a una mujer que solo el chico podía ver. En general, el montaje
dejó una lección sobre la importancia de la verdad, pero no llegó a ser
impactante.
Finalmente, Prófugos fue el que me generó mas risas, pues los continuos cambios
de humor del personaje de Pierina Parodi fueron únicos. Por otro lado, el papel del joven con alma de
adolescente de Nicolás Fantinato me generó mucha empatía. Hubo una escena donde un gato casi termina lastimado que me causó un
poco de estrés, pero luego quedó como una anécdota. La historia era irreal,
pero simpática.
En general, estas obras
escritas por Josema Ruiz fueron originales y divertidas. Perfectos para pasar
una noche de diversión, principalmente entre parejas. Igualmente, creo que las
historias pudieron ser un poco más complejas, sobre todo Trátame suavemente. Terapia
de amor intensiva nos hace reflexionar, en estos tiempos de virtualidad,
que incluso el escenario puede no ser prescindible si la historia y la
actuación son buenas.
Enrique Pacheco
7 de noviembre de 2021
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