martes, 19 de noviembre de 2019

Crítica # 498: EL CÍCLOPE


Clásico con renovados bríos

El tener un texto teatral la etiqueta de “clásico” no solo significa que este pertenece al lapso de mayor plenitud de una cultura, sino que se tiene como modelo digno de imitación por sus innegables cualidades. Pero tal como lo mencionó nuestra colaboradora DRA. Fer Flores, “el teatro clásico, en nuestros días, urge de nuevos conceptos estéticos para que lo literal, cada día, se aleje más del estereotipo de siglos pasados —ya no funciona el actuar de décadas pasadas—”. Y es exactamente lo que realizó, en el marco de las Prácticas Escénicas 2019 de la ENSAD, con su montaje en versión libre de El Cíclope de Eurípides, con la participación de los estudiantes del VI Ciclo de Actuación y del VIII ciclo de Diseño Escenográfico de la mencionada institución, en la acogedora sala del ROMA ENSAD.

Como ya es conocido, cada montaje que presenta la ENSAD en los últimos años viene caracterizándose por contar con valores de producción por encima del promedio. Y es que como institución formativa en las artes escénicas, se promueve en sus estudiantes la creatividad y la libertad para componer puestas en escena en las condiciones ideales, en cuanto a tiempo y presupuesto se refiere. Y El Cíclope fue clara muestra de ello. La conocida historia de Ulises extraída de La Odisea, en la que el héroe debe enfrentarse al gigante antropófago de un solo ojo, el cíclope Polifemo, en medio de un coro de sátiros, fue ejecutada sin tacha por el elenco de actores que demostraron energía sostenida y pareja. El diseño escenográfico resultó visualmente destacable y funcional, con una escena del naufragio de los héroes al inicio muy bien resuelta, jugando además con las entradas y salidas de personajes por ambos corredores de la platea y con los niveles sobre el escenario. El irreverente vestuario también se lució: inolvidables los sátiros con el divertido Sileno a la cabeza, así como la espectacular estética del cíclope, con una hábil decisión de representar su único ojo.

La entrega y la dedicación de los creadores del presente montaje, fuera y dentro del escenario, se dejó ver en cada uno de los sesenta y pico minutos que duró el espectáculo. Acaso el mayor mérito de esta renovada versión de El Cíclope sea el de haber reinventado con respeto, pero con personalidad propia, uno de los clásicos más entrañables de la dramaturgia griega, dejando intacto el carácter festivo de la pieza original de Eurípides. Resulta imperioso revitalizar la esencia de un clásico y renovar su estética, para así no convertirlo, como explica Flores, en un montaje con “estilo de teatro museo”. Esta nueva propuesta pedagógica de la ENSAD fue un claro ejemplo del necesario rol de un profesor-director por hacer que el teatro se renueve y avance.

Sergio Velarde
19 de noviembre de 2019

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