Vampiros espontáneos
Cientos Volando, la productora del montaje,
acierta cuando anuncia que ellos realizan Teatro no convencional.
Definitivamente, el espectáculo de Vampi2: Pulgoso Amor, dirigido por Grace
Humire, destaca por el desarrollo de sus acontecimientos, que al principio
pareciesen que se trata de un espectáculo de impro, y en otros momentos,
solamente como una explosión de emociones de movimientos, pero que cautivan
todo el tiempo, de tal manera que el entretenimiento está garantizado.
Con Juan José Oviedo (quien también es el
dramaturgo) como el Conde, Percy Velarde como el asistente, Javier Quiroz como
Tony, Patricia Pachas como la asistenta social y Yamile Caparó como Dolores.
El Conde recibe a los asistentes con unas
notas musicales de piano algo desordenadas, pero que generan muchas risas, así
como su voz. La escenografía es de estilo gótico, asemejando el salón principal
de un palacio antiguo donde la tonalidad oscura era lo que más destacaba. Por otro
lado, por momentos, se hizo uso de un gigantesco ecran para visualizar imágenes
para contextualizar la historia: el Conde, el asistente y Dolores son una serie
de personas que habitan este palacio antiguo y a pesar que nada los une, viven
como en familia. También, la incursión de un gato-mariachi, Tony, quien se
enamora de Dolores y levanta desconfianzas y celos por parte del Conde. Además
de la intromisión de una acuciosa asistenta social, quien quiere llevarse a
Dolores, por ser muy menor.
Los vestuarios son muy creíbles y bien
confeccionados, pero acaso un elemento que falta en este espectáculo para la
familia sea la música y el canto en vivo, así como bailes o coreografías con
los personajes.
Todos los actores destacan por igual, pues
siempre están dialogando y generando sensaciones de impresión por sus
movimientos o sus voces entre el público, lo cual es atractivo. El espectáculo
en general es bastante dinámico, en el sentido que siempre sucedía algo. Tal
vez ese sea el sentido de lo no convencional, pues no se percibe una narrativa
lineal de sucesos. Aunque siendo objetivos, desde un punto de vista de
espectador adulto, puede ser como una explosión de acontecimientos muy rápidos,
uno después del otro, y a veces con poco sentido narrativo, ya que a veces aparecían
interrogantes como, por ejemplo, ¿por qué Tony no lucha por el amor de Dolores?
o ¿quién es la asistente social, que más parece una detective? Sin embargo, para
el espectador infantil esto es muy efectivo, pues precisamente por esa lluvia de
acciones que nunca se detiene, los niños están concentrados y entretenidos.
En los espectáculos para la familia y, tal
como siempre lo menciona Ismael Contreras del grupo Palosanto, los niños no
entienden aún la convención teatral de no interrumpir a los actores y es muy
común su intervención en escenas a través de gritos o interrumpiendo algunos
diálogos. Sin embargo, en Vampi 2: Pulgoso Amor no sucede eso; de hecho, los
niños se mantienen muy atentos y sorprendidos de felicidad por lo que ven; esto
es algo muy bien logrado por la producción y es de felicitar.
No es la primera producción de Cientos
Volando, pero ojalá que no sea la última. Finalmente, la propuesta teatral fue
muy buena, pero solo recomendaría incluir el canto o música en vivo, pues esto siempre
deja una marca principal en cualquier montaje.
Enrique Pacheco
11 de noviembre de 2019
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