domingo, 24 de noviembre de 2019

Crítica: TODAS LAS NOCHES DE UN DÍA


Ecos del pasado

‘Silvia’ y ‘Samuel’ han instaurado una convivencia poco convencional, en la que los lazos de amor fraternal o romántico no intervienen; a ellos los une la imperiosa necesidad de compañía, de consuelo a un dolor latente, de complicidad para seguir viviendo. Ella, una mujer de fresca madurez, busca escapar de un doloroso recuerdo, refugiándose en idilios poco prometedores. Él, un muchacho que eligió la profesión de su padre, convirtiéndose en un jardinero que ha encontrado en el invernadero de aquella mujer, además de un trabajo, un refugio seguro.

Todas las noches de un día, enigmático e intenso texto del dramaturgo y poeta español Alberto Conejero, se encuentra en temporada en el Teatro de Lucía, bajo la dirección de Edgar Saba.

Para la propuesta del montaje, se acondicionó una estructura con ventanales y algunas lunas rajadas a lo largo del escenario, detrás de la misma, caen ramas verdes desde lo alto; frente al público, se observa una silla antigua, una mesa y unas flores completan la escenografía, que alude claramente al invernadero, siendo el lugar principal donde todo ocurre.

El inicio se marca con el interrogatorio a ‘Samuel’ (Alonso Cano), quien deberá responder a las autoridades policiales, ausentes físicamente, por la repentina desaparición de ‘Silvia’ (Sandra Bernasconi), dueña de la casa en la que él ha vivido y trabajado como jardinero por varios años. Todas las noches de un día contiene una narrativa cargada de poesía y suspenso, la cual define a estos dos personajes como seres humanos que arrastran las heridas del pasado. De otro lado, los flashbacks y la atmosfera casi irreal se sostuvieron en perfecta armonía con el juego de luces, logrando un potente efecto visual.

En relación a las interpretaciones, Cano, en el rol del jardinero, lució sólido y seguro en escena, aportando con precisión las luces y sombras de su personaje. Por su parte, Bernasconi, en el papel de ‘Silvia’, determinada  y vivaz, haciendo suyo el sentido monólogo hacia el  final de la puesta.

“[…] Lo que pesa un recuerdo […]”, frase de uno de los diálogos entre ‘Silvia’ y ‘Samuel’, bien podría resumir esta historia de misterio, de amor y falta de él, de imposibles, de resignación y vencidos ante la vida y sus circunstancias adversas. ¿Cómo seguir después del dolor? es una de las múltiples interrogantes que deja esta obra. Tal vez, sí sea posible, siempre y cuando estemos dispuestos a dejar atrás los ecos del pasado.

Maria Cristina Mory Cárdenas
24 de noviembre de 2019

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy buena obra, excelentes actores,para mi destaco la actuación, identificación de Samuel y Silvia