sábado, 2 de enero de 2016

Crítica: VICTOR O LOS NIÑOS AL PODER


Feroz crítica a la burguesía   

20 años antes de Ionesco, el escritor francés Roger Vitrac alcanzó los brillos escénicos con su obra Victor o Los niños al poder (1928), preparando el camino para la llegada oficial del Teatro del Absurdo. Con una fuerte afiliación al surrealismo y declarado admirador de Alfred Jarry (autor de Ubu Rey), Vitrac pasó a la posteridad con esta historia sobre el niño de 9 años que le da el nombre a su texto, criado en medio de lujos e hipocresía, y dedicado a desenmascarar a sus padres, criados e invitados en su fiesta de cumpleaños. Una de las últimas puestas al día de la pieza fue en 2013, dentro de las Temporadas Teatrales de la ENSAD, dirigida por Carlos Acosta y protagonizada por un descollante Sammy Zamalloa. Y antes que acabara el 2015 nuevamente llegó al escenario, esta vez el de la Alianza Francesa, con la dirección del comediante Gonzalo Torres y a cargo de Moliarte Producciones.

Las relaciones familiares y la ridícula vida de la burguesía son retratadas con trazo grueso, con una puesta en escena que privilegia la exacerbación en todos los aspectos, desde los recargados maquillajes y vestuarios hasta la escenografía que va descomponiéndose literalmente conforme avanza el montaje. Los secretos que esconden las familias burguesas (desde los amoríos de la mucama con el señor de la casa hasta la doble moral de los padres de la niña Esther) salen a la luz de manera hilarante por obra y gracia de Victor, decidido a destruir el status quo de su rutinario modo de vida.  

A destacar la excelente performance de un “enorme” Roberto Ruiz en el papel protagónico. El actor ya había dado muestras de su talento en Metamorfosis y Un fraude epistolar, y en el presente montaje alcanzó momentos brillantes, bien secundado por una especialmente inspirada Stephanie Orúe en el rol de Esther. El resto del elenco no desentona, especialmente Joaquín de Orbegoso, Carolina Barrantes y Fiorella Pennano, acompañados por Jean Paul Neyra, quien se encarga de los sonidos y ruidos en escena en vivo. Con Victor o Los niños al poder, Torres logra un sólido y divertido montaje, muy en la línea del absurdo que ya anticipaba Vitrac, y que funciona como una feroz crítica a la vida burguesa.

Sergio Velarde
2 de enero de 2016

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