miércoles, 14 de octubre de 2020

Crítica: HAY COSAS DE LAS QUE NO SE HABLA


Hablemos sobre el vínculo afectivo y la importancia de la conexión

Plotbox Producciones presentó recientemente la obra virtual Hay cosas de las que no se habla, del dramaturgo Raúl Sánchez McMillan, dirigida por Ximena Aguilar Florindo, con las actuaciones de Ximena Galiano y Andrea Montenegro. Lo que aparenta ser una videollamada común entre madre e hija, poco a poco resulta ser la oportunidad de hablar un tema pendiente desde hace mucho tiempo. A pesar de las resistencias a dicha conversación, los personajes se irán sincerando poco a poco, demostrando que el vínculo que los une es lo más importante.

La representación virtual se realizó a través de un link privado de la plataforma YouTube, un espacio bastante amigable para este tipo de propósitos. Al ser una obra en vivo, uno de los evidentes retos en estos casos es lidiar con la siempre posible inestabilidad del internet. Es importante que tanto el espectador como los artistas involucrados acepten esto como parte de la performance; no obstante, ¿hasta qué punto se debe continuar la función si estos problemas técnicos están presentes? En el caso de la función a la que asistí, una de las actrices tuvo problemas de conexión graves, de modo que esto afectaba realmente el desarrollo de la obra. Durante toda la representación, la conexión de Montenegro lamentablemente estuvo muy inestable, al punto de verse solamente imágenes congeladas de la actriz, ya que lo único que se escuchaba sin problema era su voz. Es importante establecer las condiciones en las que se debería o no decidir parar una función. Desde mi punto de vista, ante un problema tan serio de conexión, se debió decidir parar la función por ese día, ya que no solo afecta la interacción entre las actrices, también condiciona negativamente el producto que recibe el público. Se debe resaltar que Ximena Galiano, a pesar de este imprevisto, continuó la representación resolviendo y apoyando a su compañera de escena dentro de lo posible.

La construcción del personaje de Galiano, Camila, estuvo llena de detalles desde el primer momento. Se notó un trabajo íntegro desde la corporalidad, la apropiación del texto y el vínculo con quien fue su madre en la ficción. La interiorización de este trabajo permitió que mantuviera la concentración y conexión con su compañera de escena durante toda la obra, incluso improvisando en los momentos en los que fue necesario dado el problema técnico mencionado. En el caso del personaje de la madre, lamentablemente no podría emitir una opinión completa, dadas las circunstancias. Sin embargo, por lo que se pudo percibir, hubo una apropiación del texto adecuada, ya que a pesar de que prácticamente solo logré oír su voz, pude darme idea de las características específicas de este personaje. Al igual que Galiano, Montenegro tuvo la actitud de continuar y resolver la representación dentro de lo posible.

El espacio elegido para la performance de cada actriz fue certero en los respectivos casos. Al ser la convención de la propuesta una videollamada, se utilizó una sola cámara por personaje. En el caso de la habitación de Camila, se notó una ambientación muy hogareña de una persona de su edad, incluso con detalles como la ropa desordenada que puede haber en una habitación. En el caso de la madre, se pudo percibir que era una cocina, definitivamente uno de los lugares donde el personaje tiene más actividades durante el día. La caracterización de los personajes estuvo pensada para reforzar la información de cada personaje: estilos y colores con claras diferencias generacionales.

Muchas veces tenemos la verdad en frente de nosotros y decidimos no verla, ya sea por prejuicio, por miedo o porque simplemente no estamos preparados. Sin embargo, al igual que con Camila y su madre, siempre llegará aquel momento en el que se tiene que dar aquel gran encuentro con la realidad. Esta representación nos demuestra que el vínculo afectivo termina teniendo más importancia que cualquier diferencia generacional o ideológica. Es el respeto por el otro el que debe movilizar las relaciones humanas.

Stefany Olivos

14 de octubre de 2020

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