Relaciones fragmentadas
Dos hermanos se reencuentran en la cremación de su madre
junto a sus esposas, una de ellas ofrece a la otra pareja quedarse en su casa
por esa noche; es a partir de esta reunión forzada (los hermanos han estado
distanciados) que saldrán a la luz viejos rencores, secretos a voces y una
realidad, que evidencia lo desgastadas que pueden verse las relaciones humanas
en general.
Vigilia de noche es la propuesta que trae al MALI el
director Carlos Acosta. Obra escrita por el sueco Lars Noren, en versión de
Daniel Veronese; un drama con toques de humor ácido -por momentos- que narra
los conflictos, en apariencia cotidianos (crisis matrimoniales, infidelidades,
odios, frustraciones, falta de empatía, etc.), pero que vistos desde otra
perspectiva, dan cuenta de la fragilidad de las relaciones, no solo de pareja;
puesto que, si expandimos el contexto a las relaciones sociales de hoy,
podremos observar lo difícil que resulta construir lazos de afecto duraderos y
puntos de equilibrio que nos recuerden que vivimos en comunidad.
Para empezar, un detalle interesante fue el preámbulo de los
actores, preparando la escena y presentando partes de su texto, dejando una
cierta expectación por lo que vendría. De otro lado, un elenco compacto que se
complementa entre sí -conformado por Luis Alberto Urrutia, Giselle Collao,
Yamil Sacin y Andrea Montenegro- y desarrolla de forma intensa el conflicto y
la contraposición de ambas parejas, que se alían y desunen por momentos. Pese a
ciertos pasajes delirantes, sostener el dramatismo todo el tiempo fue un tanto
complicado, la atención y conexión se perdía y volvía (tal vez por la duración
de la obra: 100 minutos). Así también, una escenografía bastante común, que no
trasmitía mucho en el transcurso de la puesta; los objetos servían puntualmente
como apoyo de las acciones de los personajes.
La obra puede tener distintas lecturas: personas
insatisfechas con su vida, seres complacientes y sin voz propia, relaciones
desgatadas y destructivas -que quizá nunca fueron relaciones verdaderas-; todo
ello, reflejando con cruel dureza un escenario que bien podría ser el que se
vive actualmente con el vaivén de la inmediatez. Aunque tampoco puede negarse
que, gran parte de nuestras relaciones con los demás tendrán bastante que ver
con la primaria relación entre nosotros y nuestros padres, situación en la que
esta pieza teatral coloca al espectador que desea ir más allá en la
interpretación de su contenido.
Maria Cristina Mory Cárdenas
11 de setiembre de 2017
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