La doble moral
Sueños de Fuego Teatro de Grupo presentó “Sueños
de Fo”, dos obras breves en homenaje al Nobel italiano de Literatura, Darío Fo.
Se trata de una puesta en escena resultado de un taller montaje de teatro
dirigida por Fredy Monteza, en la Asociación de Artistas Aficionados, con las
actuaciones de Emi Gonzales, Joel Cuba, Sans Bryan, Daysi Gonzales, Tiffany
Fonseca, Fabrizio Iman, Iris Margot Congora Almonacid, Asana Villafuerte,
Miguel Angel Cabrera y Luis Delgado. La temática de ambas obras incluye la comedia,
la hipocresía del ser humano, las mentiras, los celos, la ingenuidad y la infidelidad.
A partir de estas dos obras, Los pintores no tienen recuerdos y No hay ladrón
que por bien no venga, el autor busca que el espectador se burle de la doble
moral de la alta sociedad en la que vivimos.
La primera obra gira en torno a una viuda que
intenta remodelar su casa de citas, ya que el ambiente donde vive le recuerda a
su querido difunto esposo. Es ahí cuando decide contratar a dos tapiceros, pero
lo que no sabe la viuda es que estas dos personas que contrató no son tapiceros,
sino pintores y por la necesidad de no perder ese trabajo mienten diciendo que
sí lo son. Estando ya trabajando los falsos pintores en la casa de citas, surge
un accidente que les hará pensar que han matado a un hombre, que en realidad es
un maniquí de cera. Al intentar encontrar una solución para que no los
descubran, estos ingenuos pintores descubrirán que la viuda no es tan viuda y que
el maniquí de cera es su esposo, que por celos ella ha convertido en lo que es.
A veces, nada es lo que parece y en el momento menos esperado la verdad siempre
sale a la luz.
La otra puesta en escena narra la historia de
un peculiar ladrón que entra a robar a una casa adinerada, pero de repente escucha
el sonido de la puerta. ¡Oh, sorpresa! Al parecer es el dueño, pero no llega
solo y para no ser descubierto el ladrón, se esconde en un reloj antiguo. Mientras
las horas siguen pasando, él iba escuchado todo la conversación que tenía el
dueño de la casa con su amante, pero el
ladrón tiende a salir de su escondite, porque no aguantaba más los sonidos que
hacía aquel reloj. A partir de este momento, se desencadenan una serie
de malentendidos, donde el ladrón intentará salvar su vida y a la vez,
tratará de convencer a los señores de la casa que digan la verdad. Pero
terminará siendo parte de las mentiras de los dueños de la casa y de los
amantes.
La escenografía y los vestuarios estaban
acorde a la temática. La única sugerencia seria cambiar el maquillaje que
usaron para pintar los bigotes de los actores, ya que empezó a escurrirse,
manchando así sus caras y no fue nada agradable. Por otro lado, se debe tratar
de no atropellar los diálogos entre compañeros. Por lo demás, me encantó. Quiero hacer mención de que “no
cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede
provenir de cualquier lado”. Ver el desenvolvimiento de estos jóvenes
principiantes en la puesta en escena fue muy gratificante, van por buen camino
y espero volverlos a ver nuevamente en las tablas. Gracias por la función.
María Victoria Pilares
31 de mayo de 2017
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