Disfrutando el teatro infantil
Siempre me ha parecido que el teatro para niños se mueve en
una delgada línea en donde fácilmente se puede pasar de tratar a los niños con
cariño y comprensión a tratarlos como personas que no entienden las cosas.
Tengo un hijo de 9 años y he sido testigo varias veces de lo expuesto líneas
arriba. Es por eso que siempre intento informarme de cómo es la obra que
queremos ver para estar seguro de que mi hijo vea un espectáculo que lo
divierta, le enseñe algo, lo conmueva, lo sorprenda, le haga pensar, o, de
preferencia todas las anteriores juntas, pero siempre, tratándolo como una
persona inteligente.
Es por eso que fui a ver La rebelión de los villanos, del
grupo T-atrín, con la expectativa de mi faceta de papá más que la de alguien
que hará una crítica teatral, y debo decir que en líneas generales el saldo fue
positivo.
Para ser más claro, voy a hablar de la obra desde dos
enfoques: Primero, desde lo que creo que los niños, el público objetivo de la
obra, valoran más, y segundo, desde lo que creo que una obra debe tener.
Entonces, desde el primer enfoque creo que los niños
disfrutaron mucho de la obra porque ésta tiene varios aciertos que le permiten
al niño estar “pegado”. De todos ellos, el que me pareció más acertado es que tienen
música en vivo lo cual da al espectáculo una emoción diferente y esto se
acrecienta porque uno de los personajes toca la guitarra y la batería. Otro
acierto es el vestuario, el cual es bonito y llamativo. La obra también han
acertado al jugar con la oscuridad de la sala pues da un toque misterioso y
tenebroso, lo cual es preciso para el clima que se quiere tener, a pesar de que
los niños muy pequeños podrían asustarse un poco.
Por último, me parece genial
que hayan cuidado el propiciar la participación de los niños, quienes aportan a
la historia dando indicaciones a los personajes, consolándolos y hasta
acusándolos, según sea el desarrollo de la historia.
Desde el segundo enfoque, que es lo que creo que toda obra
debe tener, creo que La rebelión de los villanos tiene un problema con lo que
quiere decir y tiene un “final de texto” confuso. Cuando digo “final de texto”
me refiero al final de la historia en sí, sin tomar en cuenta lo último que
vemos en escena que es un fin de fiesta con canción y baile. Creo que es
necesario ser muy claro con lo que quieres contar y no importa si es una obra
para niños o adultos, la claridad del mensaje es algo básico, y de eso adolece
esta obra.
Por último, y a pesar de lo dicho líneas arriba, creo que La
rebelión de los villanos es un espectáculo que los niños disfrutarán, pero que
si se ajustan los puntos débiles podríamos estar frente a un trabajo muy
interesante.
Daniel Fernández
23 de enero de 2017
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