jueves, 11 de agosto de 2022

Crítica: EL MISÁNTROPO


Vigencia de un clásico inmortal

En medio de las celebraciones por los cuatro siglos del nacimiento de Jean-Baptiste Poquelin, el inimitable e inacabable Molière, la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD) y Éxodo Teatro, en coproducción con la Alianza Francesa de Lima, vienen presentando oportunamente la temporada de una de sus piezas más conseguidas: El misántropo, bajo la dirección de Jean Pierre Gamarra. Y no solo se celebra el apreciar el ingenio del dramaturgo francés nuevamente en las tablas limeñas, sino que este montaje en particular le hace justicia al autor en su intento por conseguir una versión propia, demostrando que el teatro es, sin duda, un arte vivo, capaz de evolucionar y reinventarse de manera ilimitada.

Y es que este nuevo “misántropo” llega de la mano de un equipo artístico que conoce y respeta la fuente original. La clásica historia se mantiene: Alcestes, el protagonista, desprecia a la humanidad, pero tiene la desdicha de estar enamorado de una frívola mujer llamada Celimena, la cual representa precisamente todo lo que detesta. Los textos se recitan de manera intercalada, incluso con largos diálogos con micrófono en mano; ninguno de los actores abandona nunca el escenario, mientras permanecen estos en constante acción; los vestuarios, de una contemporaneidad indefinible, suman a la recargada caracterización; las paredes, compuestas por espejos irregulares, deforman adrede a unos personajes repletos de vicios, hipocresías y conductas reprobables. Además, resultan inolvidables las secuencias bajo la lluvia, estéticamente impresionantes.

El elenco está a la altura que este clásico se merece. Fernando Luque demuestra su versatilidad en el complejo rol protagónico, enérgico y convincente, muy bien secundado por Óscar Yepez, Olga Acosta, Diego Pérez, Alejandro Tagle y Angela Solis, así como unos muy divertidos Anaí Padilla y Alonso Cano. Mención aparte para la sobresaliente actuación de Amaranta Kun, quien compone con su Celimea un personaje de antología. Esta nueva versión de El misántropo funciona muy bien y además, resulta absolutamente pertinente, como lo son en realidad todos los textos del genial Molière, pues sigue siendo demasiado escaso el cambio producido en la condición humana a lo largo de los siglos, en la que sigue primando la superficialidad, el egoísmo y la mediocridad.

Sergio Velarde

11 de agosto de 2022

1 comentario:

Flavia Radovic dijo...

De acuerdo con la crítica; la obra es estupenda, así como la dirección, las actuaciones, la escenografía y la puesta en escena en general. Es bueno que los peruanos podamos disfrutar de lo mejor del teatro clásico en una muy bien lograda adaptación.