sábado, 19 de julio de 2025

Crítica: RECONSTRUCCIÓN


El duelo como un espacio físico

Reconstrucción, escrita por Renato Hidalgo y dirigida por Mauricio Coronado, es una obra que marca el cierre de un proceso de aprendizaje para los estudiantes de la carrera de Artes Escénicas. La propuesta busca explorar el duelo y las emociones reprimidas desde un lenguaje juvenil. La historia comienza con tres personajes (Ariana, Pedro y Lorena) que llegan uno por uno a una fiesta que no existe y terminan atrapados en un lugar en construcción, que resulta ser mucho más que un simple local: es un espacio que los enfrenta con sus propios dolores y miedos.

La idea es atractiva, pero la obra tropieza por momentos. Las escenas se repiten sin mucho avance: cada personaje debe abrir una caja para enfrentar su dolor, pero todos reaccionan como si fuera la primera vez, incluso cuando ya vieron lo que pasó con los otros. Esto hace que el conflicto no crezca y que el ritmo se vuelva monótono.

También hay preguntas que la obra deja al aire: ¿qué es exactamente ese lugar?, ¿por qué aparece el "Sujeto" que los manipula? La puesta sugiere que es un espacio psicológico o un limbo, pero nunca lo deja claro ni termina de definir su propia lógica.

La dirección cumple con una puesta correcta: la escenografía, el manejo de luces y el ambiente teatral están bien construidos y son de los puntos más sólidos de la obra, aunque no se exploten al máximo.

En las actuaciones se nota que los chicos aún están en formación. Les falta experiencia y, sobre todo, creerse lo que están contando. Todo se percibe bien estructurado, pero también muy marcado, con algunos destellos de naturalidad que no logran sostenerse. Se cumple con lo que la formación actoral pide como base, pero falta apropiarse realmente de los personajes y hacerlos suyos.

Un aspecto importante a mencionar es el respeto y la puntualidad hacia el público. El teatro peruano tiene poco público y necesita con urgencia formar uno nuevo. Para lograrlo, es clave respetar a quienes asisten. La obra estaba anunciada para las 8:00 p.m. y la citación al público fue a las 7:45 p.m.; sin embargo, la función recién inició a las 8:37 p.m., sin ninguna explicación al respecto. Esto es una falta de respeto, más aun tratándose de una función universitaria donde el profesionalismo debería empezar a forjarse.

En resumen, Reconstrucción es una obra honesta y con potencial, pero que necesita trabajar más en el desarrollo de sus personajes, la coherencia de su mundo y un mayor riesgo emocional en escena.

Podríamos resumirlo así:

Lo mejor: la idea de representar el duelo como un espacio físico y la atmósfera conseguida con la escenografía y las luces.

Lo que falta: un texto menos repetitivo y más profundo, actuaciones más naturales, una mejor definición de qué es el lugar en el que ocurre todo y, sobre todo, respeto al público: las funciones deben empezar puntuales.

Conclusión: un montaje con buenas intenciones y algunos aciertos visuales, pero que aún está en proceso de construcción, igual que el espacio que presenta.

Milagros Guevara

19 de julio de 2025

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