jueves, 22 de diciembre de 2022

Crítica: EL PRINCIPITO, VERSIÓN NO INFANTIL


De Saint-Exupéry en versión minimalista

La emblemática obra del aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, El Principito (1943), es una de las entrañables, sencillas y populares lecturas juveniles de todos los tiempos, cuya trascendencia se mantiene intacta hasta nuestros días. Los temas universales que aborda, como la vida, la amistad, el amor, la confianza y la sinceridad, vistos a través de los ojos de un niño, trasmiten con sabiduría la complejidad del alma humana. En nuestros escenarios, muchos colectivos han presentado sus propias y singulares propuestas, como Saint-Ex, el hombre detrás de “El Principito” (2019) de Rafael Anselmi Samanez, sobre la verdadera vida del autor; El más hermoso y el más triste paisaje del mundo (2021) de María Laura Vélez, con el apoyo de títeres en escena; o Las aventuras fantásticas de un Principito (2021), a cargo del colectivo Hamuy desde la virtualidad. Pues bien, el mes pasado en el Teatro Ricardo Blume de Aranwa se presentaron las últimas funciones de la muy recomendable temporada itinerante El Principito, versión no infantil, dirigida por Paulo César Polo Chávez.

A diferencia de los otros montajes antes mencionados, esta adaptación para el teatro de Alejandro Clavier se centra en la relación entre el Principito con el Aviador y la aparición del resto de conocidos personajes, solo con dos actores, pero desprovista de cualquier escenografía, vestuario o elemento, salvo una tela a un lado del espacio circular. Esta arriesgada propuesta de dirección no solo le es ciertamente útil para la itinerancia del proyecto, que rastreamos desde el 2017, sino que nos permite una mirada minimalista y certera al texto de De Saint-Exupéry. Atinada, además, la elección del título, advirtiendo que la versión es “no infantil”; sin embargo, en la función a la que acudió Oficio Crítico, los niños y jóvenes presentes se mantuvieron atentos durante toda la duración del montaje. Y que es evidente que Polo Chávez, Clavier y la pareja de intérpretes entienden y disfrutan una maravillosa historia, que si bien es ya conocida, no dejará nunca de deslumbrar y entretener.

Justamente, para este tipo de propuestas minimalistas y simbólicas, se debe contar con solventes actores que puedan ejecutar sus acciones con energía y verdad. En ese sentido, la elección de César Chirinos y Verony Centeno resulta inmejorable; ambos se entregan en cuerpo y alma a la historia, invocando en todo momento, con su versatilidad, al espíritu del inmortal De Saint-Exupéry y su clásica historia. El Principito, versión no infantil, una excelente propuesta escénica de Polo Chávez, invita al público a reflexionar sobre el verdadero valor de todo lo que nos rodea, a través de la mirada de aquel niño que todos llevamos dentro. Y es que muchas veces “lo esencial es invisible a los ojos.”

Sergio Velarde

22 de diciembre de 2022

No hay comentarios: