viernes, 29 de enero de 2021

Crítica: CUARENTENADOS


Un respiro en medio del confinamiento

Quien no recuerda esos incansables aplausos, todos los días a una hora exacta cuando inició la pandemia, como símbolo de esta crisis. Esos aplausos que dejaban ver que, aun confinados cada uno en su intimidad, estábamos todos en el mismo barco. Esos aplausos como agradecimiento a todas las personas que velaban por nuestra salud y a todos aquellos que seguían trabajando para que el mundo no se paralice. Producto de ello, pudimos reconocer a muchos vecinos de quienes no teníamos idea, debido a que vivíamos a mil el día a día, sumergidos en nuestras propias preocupaciones, ignorando así a quienes vivían a nuestro alrededor y que sin saberlo, podrían significar mucho en este encierro, como sucedió con los personajes de la obra Cuarentenados. Una propuesta virtual, escrita y dirigida por Leticia Narvarte, dramaturga española, precisamente durante el confinamiento y presentada en nuestro país. Demostrando así que el teatro une fronteras.

Bajo la producción general de La Maleta Teatro (España), la producción ejecutiva de Herbert Corimanya (Perú) y el apoyo de BUTACA Arte & Comunicación, Cuarentenados nos cuenta la historia de Emma (Emily Yacarini) y Nico (Luis Cárdenas Natteri), quienes se conocen cuando salen a sus balcones a aplaudir al personal sanitario y quienes poco a poco van acompañándose desde la corta distancia, hasta lograr una amistad que pronto se convertiría en amor.

Las actuaciones estuvieron cargadas de muchas emociones. A Yacarini la vimos en todo momento sumergida en el personaje, interpretando de manera creíble y verdadera a esa mujer que tiene que cambiar de emociones por las situaciones que se le van presentado; de manera clara y con total naturalidad va pasando de la alegría a la tristeza, de la tranquilidad a la incertidumbre u otras emociones que se le van presentando a lo largo de este viaje. Por otro lado, Cárdenas Natteri no se quedó atrás. No solo demostró la gran capacidad actoral que tiene, sino lo multifacético que es, pues cantó, tocó guitarra, además de ser testigos del fácil manejo que tiene para maniobrar de manera original a Zaborrilla, su fiel amigo títere, quien lo acompañó en todo momento y sirvió de intermediario para expresar cosas que a Nico le costaba procesar de manera normal, logrando en todo momento diferenciar a la perfección entre el personaje y el títere debido a la facilidad que tiene para ir cambiando de registro vocal entre la voz del personaje y la voz que le puso a este, logrando así convencer, divertir y conmover al público durante la transmisión.

Desde el inicio de la obra, combinaron de manera clara algunas imágenes que acompañados por una música de fondo complementaron ciertos momentos en los que veíamos a los actores solo hacer gestos y movimientos, o simplemente no se veían a los personajes, pero que ese recurso utilizado dejaba a la imaginación del espectador lo que estaba ocurriendo en ese momento, aportando positivamente al desarrollo de la obra. Otros aspectos que llamaron la atención fueron el escenario que utilizaron, el cual fue bien preparado, logrando dar la sensación que realmente ambos se encontraban cada uno en el balcón de su casa respectivamente, así como momentos en que se pasaban objetos, aparentemente de balcón a balcón y lo recibían de manera espontánea, logrando convencernos que efectivamente era real, notándose así la buena dirección que estuvo presente a lo largo de este trabajo virtual.

Sin duda, una obra interesante, con personajes creíbles, un escenario bien logrado, abordando temas de la coyuntura actual en el que no solo tenemos que lidiar con el encierro, sino con la impotencia de no poder salir y abrazar a nuestros seres queridos en momentos difíciles, momentos en los que probablemente la mayoría de los espectadores nos hemos visto identificados en muchas situaciones presentadas a lo largo de esta hora y media aproximadamente de duración que tuvo la obra. Sin embargo, este tiempo podría jugar en contra, si tomamos en cuenta que a veces la señal es inestable y más aún en hora punta, o que en algunos momentos podría ser un poco redundante, llegando a desconcentrar y por ende, perder la ilación en la trama o inclusive cansar al público.

Milagros Guevara

29 de enero de 2021

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