jueves, 1 de mayo de 2014

Crítica: HALCÓN DE ORO "QORIWAMAN"

La dura memoria de un ex combatiente

Con la dirección de Ana Correa y la producción del Centro de Experimentación Escénica CEXES, regresó a la Casa Yuyachkani el premiado unipersonal del artista cusqueño Rodolfo Rodríguez Yáñez titulado Halcón de Oro “Qoriwaman”. Se trata de una acción escénica, en la que se entremezclan con mucho brillo el teatro, la danza y el mimo, para contar la historia de Benito Qoriwaman, un sacerdote andino que tiene la misión de devolverle la memoria al ex combatiente Amílcar, que ha quedado enloquecido por la guerra. A través de diferentes pruebas, Amílcar recupera la memoria y se convierte en discípulo del sacerdote. Con el acompañamiento en escena de Alfredo Alarcón, Rodríguez alcanza momentos de plena belleza teatral, ejecutando su limpio y orgánico ritual corporal.

"Qoriwaman” fue el título con el que Rodríguez ganó el concurso de la revista Caretas El cuento de las mil palabras. Dicho texto fue trabajado por el grupo Yuyachkani, como una creación colectiva con la participación de Correa y del finado Fidel Melquíades, mediante un taller sobre el manejo del elemento y el dominio del lenguaje no verbal. El resultado final fue presentado en diversos festivales, tanto nacionales como internacionales, desde el 2011. Todos estos antecedentes y experiencias han consolidado la pieza, que se convierte en una pertinente llamada de atención en contra de toda la violencia que generó la guerra interna en nuestro país, con cientos de jóvenes que regresaron a casa luego de realizar el servicio militar obligatorio, que no recibieron el tratamiento psicológico debido por todos los horrores vividos.

Todo el peso del espectáculo recae en la sólida interpretación de Rodríguez, quien hace suyo el personaje de Amílcar, demostrando un gran dominio del espacio y los contados elementos en él. La cama vieja de fierro, su única compañera dentro del oscuro manicomio en el que el personaje se encuentra recluido en un inicio, se convierte en un personaje más, gracias al notable uso que hace de él Rodríguez. La última secuencia, en el que logra materializar un helicóptero suspendido en el aire es uno de los picos más altos de la obra. Así como lo promete el programa de mano, Halcón de Oro “Qoriwaman” es un genuino generador de estímulos y emociones para el espectador, es de imprescindible visionado y sin duda, permanecerá por mucho tiempo en nuestra memoria.

Sergio Velarde
01 de mayo de 2014

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