¿Verdaderamente no lo sabíamos?
Se viene presentando en el Teatro Canout, una obra que afirma estar
basada en un hecho real sobre el
drama que vivían las bailarinas de los hoy casi extintos night clubs.
Ambientada en un cabaret del Centro de Lima llamado Zafiro, Lo que no saben de
ellas debería entonces, ofrecer alguna trama que provoque interés o que
nosotros desconozcamos, pero solo se limita con presentar los personajes mil
veces vistos: la ingenua muchacha provinciana, el desalmado dueño del local, el
indiscreto mozo, las interesadas bailarinas incapaces de amar, y los
calenturientos caballeros que pierden la cabeza por ellas. Con una dramaturgia
demasiado básica, pero que por lo menos luce ordenada en el escenario, los
responsables del espectáculo se inclinan por presentar las historias rodeadas
de delincuencia, drogas y alcohol, pero ni siquiera actores de oficio como Carlos
Thornton o Jesús Delaveaux pueden salvar.
Así como en la olvidable Nadar como perro, en la que una periodista
afirmaba ser actriz solo por pararse en el escenario y hablar; en Lo que no
saben de ellas, dos modelos son presentadas como actrices ante la sociedad. Lo
cierto es que ignoramos si las señoritas Darlene Rosas y Karla Casós estudiaron
la profesión, pero sí comprobamos que sus registros histriónicos dejan mucho
que desear. La sensualidad que exudan a más no poder, exhibiendo sus anatomías
en el poledance, no es suficiente para convencernos del drama de sus respectivos
personajes. Por un lado, Rosas es incapaz de mostrar alguna genuina emoción y
su monólogo final resulta insoportable; mientras que Casós no da la talla como
la interesada antagonista.
Acaso lo más desconcertante de esta puesta en escena sea su mismo
título, como si el autor creyera que el espectador promedio no sabe de sobra,
el drama que viven muchas bailarinas en los night clubs. En cualquier capítulo
de Confesiones o La Rosa de Guadalupe encontraríamos el trillado asunto con personajes más desarrollados y resuelto incluso de manera más audaz. Lo que no saben de ellas, escrita y
dirigida por Fernando Quispe Gamvini, salvo por algunos momentos puntuales que
salvan Maricarmen Pinedo, César Gabrielli o Jorge Bardales (inexplicable aquí su
presencia, luego de participar en obras del calibre de La razón blindada o La eternidad en sus ojos), no solo ofrece historias vistas mil veces, sino que no
aporta nada verdaderamente relevante y novedoso dentro de nuestro panorama
teatral.
Sergio Velarde
28 de abril de 2014
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