martes, 16 de julio de 2013

Crítica: LOS ROMANCES DE LORCA

Sólido homenaje al poeta español

Federico García Lorca, qué duda cabe, fue, es y será el poeta y dramaturgo español de mayor relevancia teatral en el mundo. Su obra en conjunto es extraordinaria; y sus textos para la escena, materia prima para realizar montajes de teatro puro. A pesar de ello, no todas las puestas en escena basadas en Lorca tuvieron el resultado esperado, específicamente cuando los responsables de dichos proyectos no atinaron en su momento a encontrar el verdadero significado de sus hermosas palabras, o cuando algunos directores pretendieron dar cátedra de equívoca sabiduría, priorizando sus propios gustos personales sobre la lógica y el sentido común que exigía el texto original, destruyendo así las bases lorquianas con total impunidad.

Por un lado, visitamos las casas en las que habitan Bernarda Alba y sus hijas: Ofelia Lazo brilló en la puesta en escena de Carlos Padilla en el Parra del Riego (1985), acaso el montaje más fiel al espíritu lorquiano del que tenga memoria. No les fue tan bien ni a Mariella Trejos ni a Milena Alva, pues sendos directores confundieron la verdadera razón de ser del texto en sus montajes: con buenos actores en terno interpretando a sus feas hijas, en uno (2003); y con las actrices más bellas del medio hablando distintos dejos españoles, a pesar de haber vivido todas encerradas en una misma casa por años, en el otro (2005). La adaptación de Yerma (2011), a cargo de María Laura Vélez y Ximena Arroyo, fue una gratísima sorpresa, reinventando el texto original con gran creatividad e ingenio.

Por otra parte, Franklin Dávalos fue un digno intérprete del propio García Lorca en Sangre como flores (2011), un intento por retratar la azarosa vida del poeta español, al lado de un elenco de excepción. Acaso la obra más popular de Lorca sea Bodas de sangre, que es prácticamente una pieza infalible, como lo demostraron varios montajes tanto profesionales como aficionados, todos ellos respetando en mayor o menor medida el espíritu lorquiano; y algunas otras obras no tan conocidas, como La zapatera prodigiosa (2009) o Así que pasen cinco años (2012), tuvieron interesantes puestas en escena, demostrando contundentemente la total vigencia del poeta español en la actualidad.

Podríamos afirmar, con cierta discreción, que Los romances de Lorca, espectáculo teatral a cargo de Kronopios Producciones y estrenado en el Centro Cultural CAFAE-SE, pertenece a este último grupo. Dejando a un lado los excesos de sus anteriores montajes, como El rapto de Perséfone o El marqués de Mangomarca, su director Carlos Rubin se ajusta el corsé y combina con mucha sensatez y estilo, cinco obras del autor: Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, La casa de Bernarda Alba, Bodas de Sangre, Yerma y El Romancero Gitano, con el apoyo de un inspirado elenco que juega mucho con lo andrógino, en el que se encuentran Mirta Urbina (interpretando a una sólida Bernarda Alba), Jaime Lozada (convincente en sus diversos papeles masculinos y femeninos), Diana Patiño (demostrando una gran versatilidad) y el propio Rubin. La música en vivo suma puntos al montaje, y las danzas también lo harán cuando se fijen más durante la temporada. El espacio del CAFAE-SE está bien aprovechado y se percibe un especial cuidado en los valores de producción. Los romances de Lorca rinde homenaje al poeta español con mucho respeto y con una positiva contención, poco común en los trabajos de Rubin, que convierten a su espectáculo en uno muy recomendable.

Sergio Velarde
16 de julio de 2013

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