Amable y recatada comedia
Cinco excéntricas señoras setentonas, todas de personalidades muy dispares y muy preocupadas por los peligros que acechan en esta época, se reúnen en casa de la mayor de ellas para celebrarle su cumpleaños. Sumado a este hecho, el que las viejas sean representadas por actores, pues la hilaridad estaba prácticamente asegurada. Sin embargo, esta nueva aventura teatral de la Asociación Cultural Entre Cajas titulada Añejas y ..., dirigida por el incansable Oswaldo Bravo y estrenada en el Teatro Auditorio Miraflores, no consigue a plenitud lo que el planteamiento inicial prometía, que incluía la advertencia que este espectáculo era dirigido exclusivamente para adultos, conformándose sólo con ser una simpática comedia, pero ingenua y contenida en su ejecución.
Existe un descuido en las caracterizaciones (especialmente en el personaje de Carlos Orbegozo), pues ninguna de estas supuestas ancianas aparenta la edad que dicen tener. Además, la falta de un verdadero conflicto sí se hace notar y hay largas secuencias en la que la acción sólo es sostenida por una sucesión de gags, que si bien son simpáticos, no aportan nada significativo a la historia. La inseguridad ciudadana, que pretende ser la coartada creíble de la puesta en escena, no cuaja del todo, especialmente cuando las señoras le dan tamaña importancia al sonido del timbre de la puerta. La supuesta paranoia de las señoras no es creíble y pronto queda relegada a un segundo plano. La tardía llegada del personaje de Mario Soldevilla le da a la obra su esperado y necesario antagonista, pero su desarrollo dramático es muy limitado, aunque efectivo.
La dirección de Oswaldo Bravo consigue buenas actuaciones del elenco en general, especialmente Paco Varela (además, autor del guión) y Nico Ames. Mención especial para Adolfo Geldres, quien consigue arrancar sonrisas con un personaje mudo y que sí alcanza, por momentos, los niveles de picardía, acidez y doble sentido que se anticipaban desde el inicio. Añejas y … se convierte entonces, en una amable comedia, en un espectáculo recatado y contenido; disfrutable sí, pero que se queda a medio camino de las verdaderas posibilidades que su elenco y publicidad prometían.
Sergio Velarde
26 de mayo de 2012
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