sábado, 5 de mayo de 2012

Crítica: LA ORGÍA

La vigencia de Buenaventura

Dentro del ciclo de obras teatrales presentado por el Centro Cultural Británico en sus diversos auditorios descentralizados, cabe resaltar la nueva puesta en escena de La orgía, pieza capital de Enrique Buenaventura, que a través del efectivo recurso de presentar teatro dentro del mismo teatro, consigue una acertada crítica hacia el sistema. La ironía y el sarcasmo son elementos cruciales para conseguir el efecto esperado con esta sencilla anécdota, en la que los decadentes personajes que intervienen asumen diversas personalidades, con el único propósito de sobrevivir en su implacable mundo.

Una excéntrica y harapienta mujer, luego de discutir con su hijo sordomudo, planea realizar en su paupérrima vivienda, como todos los meses, una orgía en compañía de otros mendigos y una enana, a quienes convence por unos cuantos centavos y un poco de comida. Durante esta celebración, de fuertes tintes brechtianos, la mujer recuerda aquellas épocas en las que pretendía ser una aristocrática dama, mientras cada uno de los convidados interpreta un papel determinado en su fantasía. Al final de la estrafalaria comedia, repleta de un feroz humor negro, la tragedia aparece con un contundente desenlace, que nos hace reflexionar sobre las grandes coincidencias existentes entre el ritual representado y nuestra propia realidad.

Buenas actuaciones del elenco, destacando el Mudo de Miguel Vergara y la Enana de Katya Castro. El director Martín Medina consigue una muy digna reposición de este clásico montaje, luego de la temporada dirigida por él mismo en el 2008 en la AAA. Con elementos sencillos y estéticos a la vez, muy respetuosos con la propuesta inicial, La orgía de Butaca teatro de grupo mantiene intacto el mensaje del dramaturgo colombiano Enrique Buenaventura, quien representó simbólicamente en este festín, desde su publicación en 1973, a nuestra golpeada sociedad presa de la violencia y la pobreza. Sin duda, esta obra, la más representada de su autor, constituye un ícono de la dramaturgia latinoamericana y siempre resulta recomendable su visión cada vez que llega a escena.

Sergio Velarde
05 de mayo de 2012

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