miércoles, 26 de octubre de 2022

Crítica: LOS PINGÜINOS DEL AMOR


Cómo duele el amor

Como resultado de un taller de creación y montaje dictado en el Club de Teatro de Lima por Paco Caparó y Josefo Palomino, se estrenó Los pingüinos del amor, una interesante creación colectiva realizada por los mismos actores participantes con la asesoría de Caparó. Debe mencionarse de entrada la sostenida calidad que viene caracterizando a todos los últimos estrenos presentados en la señera institución fundada por el maestro Reynado D’Amore, que es, ante todo, un espacio seguro y responsable para la exploración escénica y el riesgo creativo. La pieza en mención no es la excepción, no solo por su estructura y desarrollo, sino también por el oportuno mensaje en contra de la violencia y la impunidad.

Narrada en dos planos de realidad, la acción se centra en la tortuosa y tóxica relación entre Joaquín (Javi Montoya) y Sandra (Katia Torres), que observamos como público en medio del escenario, ambos encerrados en una especie de jaula confeccionada con vendas; pero también en las observaciones que hacen el Psicólogo (Dyllan Rosales) y el Periodista (Eduardo Fernández), quienes se encuentran a ambos lados del espacio, cada uno con un punto de vista diferente. Si bien los primeros minutos pueden pecar de ser discursivos y explicativos, la acción va tomando forma cuando se inicia la interacción entre los personajes; al aparecer otros, como la gruesa caricatura del Policía; o se aprecia la previsible conveniencia por sobre la ética profesional.

El humor se encuentra esta vez bastante contenido, dándole prioridad al drama de la pareja y el triste desenlace que le esperaba de seguir juntos. Acertada además la analogía con la “fidelidad” de los pingüinos, para nada una virtud si la trasladamos al complejo comportamiento humano. Los pingüinos del amor retrata con acierto una problemática muy actual, como lo es la violencia de pareja; y revela además, las oscuras intenciones de ciertas autoridades, a las que solo les interesa el beneficio propio. Bien por los talleres del Club de Teatro de Lima, que les permite a los jóvenes actores crear espectáculos con el tan necesario contenido social.

Sergio Velarde

26 de octubre de 2022

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