sábado, 28 de noviembre de 2020

Crítica: PA’LA TRIBUNA


Inclasificable

Al principio, parecía intrigante. Una introducción con frases de Sabato y con aires de ser un montaje con un gran peso intelectual, parecía prometedor. Sin embargo, a medida que el montaje avanzaba la narración perdía sentido, las actuaciones eran confusas y durante la hora de función más parecía estar viendo historias dentro de otras historias. Sin embargo, lo que más llama la atención del montaje, de lejos, es una sola palabra: movimiento.

No existe una acción dramática clara, pues el montaje lo componen tres escenas: primera, un supuesto y extraño secuestro, donde el secuestrado termina haciendo llorar al secuestrador; segunda, una relación homosexual entre empleado y empleador, con movimientos muy eróticos; y tercera, una reunión de amigos donde se aborda el amor, los fetiches audiovisuales, los celos. A primera vista, puedo decir que las narraciones eran muy confusas, pero eran una mezcla de emociones muy atractivas desde un punto de vista audiovisual. Una de las claves del teatro es la atención del público y Pa’la Tribuna lo logra con creces.

Tocando el tema de las performances, se tiene que indicar que muchos de ellos no estuvieron a la altura de una presentación actoral. Muchas de las actuaciones no fueron del todo convincentes y les faltó organicidad entre el cuerpo y la acción. Lo mejor del montaje lo trajeron los experimentados Francisco Duma Rodríguez y Gian Paul Miranda. El monólogo dentro de una habitación de Francisco fue emocionante, a pesar de no hacer uso del diálogo para contextualizar y solo con una tela de utilería. Asimismo, la ficticia relación entre los personajes de Gian Paul y Francisco fue impactante y limpia estéticamente. Destaca la presencia actoral de Francisco, quien por primera vez lo veo en un drama. Un aspecto estético del montaje que no me gustó fue el audio, pues el sonido de la calle se acoplaba y en ciertos momentos, apagaba la llama del interés en lo mostrado.

Como repito, el montaje fue confuso, pero al mismo tiempo en ningún momento fue aburrido. Creo que quien merece la felicitación es la dirección, quien logró un trabajo bastante interesante y bizarro, pero de una manera positiva. Lo bizarro no tiene por qué ser asociado a espectáculos mediocres y sin gracia. Creo que este montaje es un ejemplo, fue bizarro, pero emocionante y pudo ser mucho más.

Enrique Pacheco

28 de noviembre de 2020

viernes, 27 de noviembre de 2020

Crítica: 9:30 P. M.


Traspasando fronteras

La situación que aún seguimos atravesando a nivel mundial ha dejado de manifiesto la necesidad de nuevas formas de trabajo y precisamente, al hacerlo de esta manera, hemos podido disfrutar de las actuaciones de personas que se encuentran en distintos países, como en el caso de 9:30 p. m. Una obra de teatro virtual que sus involucrados prefieren llamarla fusión teatro – audiovisual, la misma que fue transmitida en vivo a través de la plataforma Youtube.

Los actores encargados de interpretar, desde su país de residencia, esta espectacular obra dramática fueron Romi Lazcano (Argentina), Carlos Chávez Fernández (México) y David Otazú (Perú). Estuvieron bajo la dirección de Beto Miranda y la dirección audiovisual de Morris Zubiate.

9:30 p. m. es una versión libre de la obra del mismo nombre del dramaturgo boliviano Ubaldo Nallar y nos cuenta la historia de Antonio (Chávez Fernández) y Alejandra (Lazcano) quienes sienten sus vidas incompletas, envueltos en un matrimonio frío y sombrío. Martín (Otazú), su hijo, es testigo de la soledad en sus vidas, la misma que los lleva a un desenlace trágico, exponiendo de manera clara la importancia del ser individual.

Fue interesante y muy acertado, al inicio de la obra, visualizar a los personajes en blanco y negro y con los ojos cerrados en su propio espacio y tiempo, pero a medida que iban narrando sus monólogos la pantalla cambiaba a color. Jugando también con esta combinación para los cambios de escena y vestuario. Se cuidó cada detalle en las escenas, notándose claramente la buena dirección que siempre estuvo presente en cada momento de la transmisión.

En cuanto a las actuaciones, estuvieron impecables. Una de las que más conmovió fue la de Lazcano, quien con su interpretación nos hizo vibrar, sobre todo, casi al finalizar la obra, donde tiene que tomar una decisión radical y tiene que priorizar el amor de madre al dolor de mujer. Sin embargo, Chávez Fernández y Otazú no se quedaron atrás, en todo momento se les vio sumergidos en sus personajes, interpretándolos de manera natural y verdadera.

Por otro lado, si bien es cierto la tecnología a veces nos juega en contra, y por momentos no se escuchaba bien lo que decía el personaje de Otazú, nos dejó disfrutar claramente de los diversos planos y juego de cámaras que se manejaron dentro de 9:30 p. m. Los actores que a su vez hacen de camarógrafos, supieron manipular bien el dispositivo que usaban para la transmisión, logrando así tomas interesantes y conmovedoras, resaltando una que hizo Lazcano, donde colocó la cámara en tal ángulo que realmente parecía que estaba sentada en un precipicio.

Finalmente podemos decir que esta fusión teatro - audiovisual, estuvo cargada de muchas emociones y sentimientos. Algunas ideas plasmadas en cada monólogo, los mismos que estuvieron bien trabajados y otras interactuando con cada uno de los personajes, notándose un matiz en el desarrollo de esta. Asimismo, esta obra nos obliga a hacernos una introspección y reflexionar sobre lo que somos, qué hacemos y sobre todo, a dónde vamos. Además, de pensar lo peligroso que puede ser escucharnos tanto para afuera y no escucharnos a nosotros mismos.

Milagros Guevara

27 de noviembre de 2020

jueves, 19 de noviembre de 2020

Crítica: PSICÓLOGA FREESTYLE


Divertido cambio de roles

Estrenada en Argentina el año pasado dentro del circuito de Microteatro, Psicóloga Freestyle de Natalia Quevedo con la colaboración de Agustina Gatto, viene presentándose actualmente de manera virtual de la mano de la Compañía de Artes Escénicas, que dirige el joven artista Fernando Barrs. Se trata de una disparatada comedia en la que la relación psicóloga-paciente se ve trastocada de manera casual, generando que ambas mujeres, tan distintas entre sí, encuentren puntos en común en sus respectivas vidas. No todas las adaptaciones de textos de teatro presencial funcionan en la virtualidad; sin embargo, el espectáculo dirigido por Barrs no luce forzado y mantiene el ritmo y energía a lo largo de su corta duración.

Desde el arranque, nos encontramos de lleno en la acción con personajes bien bosquejados: la sufrida paciente, aquejada por problemas sentimentales con su pareja, busca consuelo virtual en la competente psicóloga, quien recoge asertivamente su manifestación. Sin embargo, una repentina llamada que recibe la terapeuta y escuchada además por la paciente desencadena un giro radical entre las mujeres, quienes van dejando la estricta relación profesional por una más amical, acompañando su diálogo por los obligatorios tragos. Un texto simpático y divertido que es bien aprovechado por las actrices y que logra elevarse por encima del promedio de espectáculos de videollamadas de entretenimiento en nuestra cartelera virtual.

Buen desempeño de las actrices Tati Alcántara y Trilce Cavero, bien conducidas por Barrs para evitar así el riesgo de excesos, gritos y sobreactuación, que suele aparecer a menudo en este estilo de presentaciones. Cada actriz, convertida también en escenógrafa, vestuarista y maquilladora debido a la crisis sanitaria, saca adelante sus respectivos roles con veracidad de sus respectivos hogares. Psicóloga Freestyle es un divertido espectáculo, con un par de ingeniosos giros en la trama y con la presencia de dos talentosas actrices bien dirigidas, que se convierte en una nueva y feliz adaptación de un texto de Microteatro a la escena virtual.

Sergio Velarde

19 de noviembre de 2020

lunes, 16 de noviembre de 2020

Entrevista: GESSY COCHACHI, LUIS GOLDING, JONATHAN OLIVEROS, GERARDO FERNÁNDEZ y JORGE PECHO


“Ya no hay excusa para no hacer.”

JYOTIS producciones y Espacio Teatro Esencia se alistan para presentar un díptico virtual llamado Bye Bye, Amor, compuesto por dos microobras que tienen en común una particular mirada hacia aquel necesario sentimiento que acaso nos vuelve más humanos. Estos das puestas en línea llevan por título El beso de Afrodita, escrita y dirigida por Jorge Pecho y La cita perfecta, escrita y dirigida por Gerardo Fernández. Oficio Crítico conversó con ambos autores directores, además de los actores que participan en dichas microobras: Gessy Cochachi, Luis Golding y Jonathan Oliveros.

Jóvenes valores

Gessy Cochachi es la protagonista de La cita perfecta, al lado de Jonathan Oliveros. Ella ha estudiado con reconocidos profesores del Centro de Fomación Aranwa, como Janncarlo Torrese y Renato Medina-Vasallo, así como los maestros Celeste Viale y Jorge “Coco” Chiarella. “De Coco rescato su experiencia, tiene cada historia y él recuerda todos los hechos que ha pasado, dentro de su aprendizaje, de su experiencia, tiene recomendaciones puntuales y es lo que me encanta”. Además, asegura que Viale es mucho más directa y le interesaría llevar un taller de monólogos con ella. “Ahora estoy con Daniel Dillon, él es como mi coach,” comenta Gessy, quien tiene ya en mente varios proyectos. “Como actriz, sigo estando en formación, sigo preparándome, aprendiendo y eso me encanta; sé que en algún momento voy a poder enseñar a otros.” Lamentablemente, su taller con Leonardo Torres Vilar quedó en stand by por la pandemia y deberá esperar hasta el siguiente año. “La técnica Meisner (del Taller) me parece súper interesante, es olvidarte del objetivo, solo que te afecte el otro; justo estoy llevando un curso con Yoska Lázaro, maestro argentino de la técnica Meisner.”

Por su parte, Luis Golding, nominado por Oficio Crítico en 2018 por Chami y la Ciudad Dorada y ahora protagonista de El beso de Afrodita, menciona que ha aprendido mucho más hasta ahora, en la misma práctica, con cada director con el que trabaja. “Yo diría que el principal ha sido Gerardo Fernández”, asegura. “Él tiene una forma de dirección muy particular, que de verdad me ha llevado a crecer un montón, a descubrir mucho este tema de actuar, con la técnica y con su dirección siempre muy acertada, me derriba mis ideas para cuestionarlas y para llegar a acuerdos interesantes”. Luis ha trabajado con la directora Sofía Rebata y hace poco, intervino en el musical Sin tu permiso, con canciones originales y dirección de Ken Berrospi. “Fue súper interesante, muy diferente a todo lo que estaba acostumbrado hacer.” ¿Es diferente actuar en un proyecto virtual? “Para Chami en formato online fue interesante ver cómo los personajes se enriquecían un montón y mutaban en el proceso y hasta la misma propuesta se enriqueció un montón.” Luis rescata el aprendizaje que significa sacar adelante un proyecto virtual. “No solamente somos actores, somos camarógrafos, escenógrafos, ayudantes de iluminación; son un montón de detalles que tenemos que entender para presentar una obra en lo virtual, y eso es algo súper interesante, porque nos enriquece un montón.”



Cambio de planes por pandemia

La crisis sanitaria obligó a toda la comunidad teatral a replantear todos sus proyectos programados a inicios del año. Actor y director, Jonathan Oliveros (nominado por Oficio Crítico el año pasado por su destacada participación en La loca del Frente), por ejemplo, tuvo que posponer el restreno de la mencionada obra, así como espectáculos con sus alumnos de Liberarte, su escuela para jóvenes con habilidades distintas. “Pero los he ido desarrollando de manera virtual; bueno, ahora todo el mundo está desde su casa de manera virtual”, reconoce Jonathan, quien además se define como antitecnológico. “Pero ahora ya aprendí a hacer Zoom y a manejar todas las herramientas virtuales que nos sirven hoy, porque tenemos que aprender hasta que volvamos a la normalidad.” Jonathan viene trabajando con total libertad sus propias producciones de corte virtual con su compañía de comedias. “Voy a sacar a fines de noviembre un proyecto con los chicos de Liberarte, que sería su primera obra de teatro virtual; estamos replanteando todo.” Agradece, además, el haber sido convocado para actuar en La cita perfecta con Gessy y ser dirigido por Gerardo. “Este trabajo está muy bacán, es una cita perfecta que no se pueden perder.”

Para Gerardo Fernández, ganador del premio del Jurado de Oficio Crítico en el 2018 por su labor de dirección en Chami y la Ciudad Dorada, el cierre de los teatros significó también un cambio radical de planes. “Teníamos un proyecto justamente con Jorge (Pecho), una obra llamada Eternos, que también tenía que ver con la mitología; pero en esta codirección que estábamos haciendo siempre diré que el señor Pecho es un caballero y yo soy la bestia.” Ese proyecto quedó trunco, así como el reestreno de su musical Anastasia, que presentara originalmente en 2017. “Pero creo que las cosas suceden por algo,” reflexiona Gerardo, quien no perdió tiempo para actualizarse y adaptarse a los nuevos formatos. “El teatro presencial es maravilloso, lo extraño; es más, me duele, porque pago todos los meses un alquiler por mi sala de teatro.” Sin embargo, reconoce que tiene beneficios, como por ejemplo, el que le permite llegar a lugares a donde no había llegado antes. “Pudimos llevar a Chami a Chile y la sintieron con mucha fuerza.”

“Te soy sincero: yo había dicho que no iba a hacer nada este año,” confiesa Gerardo. “Pero como soy un salvaje, me desperté un día y dije que voy a hacer teatro, quiero hacer esta obra, La cita perfecta, que la tenía ya escrita un buen tiempo.” Con su buen amigo y partner Jorge Pecho, decide sacar adelante un proyecto con su propia obra, acompañada por otra de Jorge, y con un elenco que incluye además a la actriz Liz Roggero. “Y aquí estamos, a puertas de estrenar, volviéndonos locos con el tiempo, pero también nos ponemos a pensar que es una realidad nueva; los montajes están quedando muy bacanes, y lo digo no porque los hayamos escrito nosotros, además los chicos le están poniendo mucho de lo suyo, para darles el toque perfecto que va a hacer que la gente salga preguntándose cosas, porque esa es la idea principal: que uno se haga preguntas”.

¿Será la cita perfecta?

En La cita perfecta, un hombre y una mujer narrarán sus propias historias, desde sus respectivos puntos de vista, imaginando el día en el que llegue la pareja ideal. “Mi personaje se llama Ella,” cuenta Gessy. “Y representa a muchas mujeres que de alguna forma nos conformamos con las cosas que miramos, con el qué dirán, con lo que la sociedad nos dice sí está bien o mal, o el ¡Apúrate, te estás quedando soltera!” En la pieza se tocarán los típicos temores que aquejan a un gran número de mujeres, como que “se te está pasando el tren” o si solo podrá ser feliz quien sea esposa y tenga hijos. “Ella es una persona insegura, está en dependencia del qué dirán; pero en cuanto a características positivas, pues es una persona muy alegre, le gusta llevar una vida social, es por eso es que va a un bar y ahí es donde suceden algunas cosas, pero que tienen que verlas en la obra, así que no puedo decir más.”

Gerardo, como autor y director, agrega que La cita perfecta trata sobre la necesidad de encontrar a alguien que se identifique con aquellas etiquetas que nos inculcaron desde pequeños. “Cuando eres niño o niña, llega el momento en que te dirán que de grande te casarás y tendrás hijitos, pero ¿por qué tiene que ser eso así?” En esta sociedad, convivimos sin duda con estereotipos ya preestablecidos. “Y aparecen las ideas de lo que debes hacer cuando te encuentras con ese sueño, y ese sueño te dice: Ven, siéntate a mi lado. ¿Qué haces? ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para que ese sueño no se te vaya? Porque lo has esperado toda tu vida. De eso se trata La cita perfecta.”



Mitos actuales

La mismísima diosa Afrodita y un pintor muy particular son los personajes de El beso de Afrodita, escrita y dirigida por Jorge Pecho. “Para mí, la mitología muy importante,” afirma Jorge, creador también del ciclo de proyectos virtuales Cuentos para apreciar la muerte. “Siento que nos hemos desligado del pasado y creo que es necesario mirar atrás siempre, para analizar lo que no se hizo, lo que se hizo bien, lo que se hizo mal y aprender sobre eso.” Es cierto que antes que existieran las escuelas y colegios, los seres humanos aprendían de las enseñanzas de fábulas y leyendas. “Me gusta mucho la esencia de lo que son los mitos, y transformarlos en algo cotidiano.” En la obra, el pintor deberá tomar una decisión: recibir el beso de amor de Afrodita para volver a nacer en el mundo humano o rechazarlo, eliminado así su existencia.

Para Luis Golding, este personaje del pintor es súper complejo. “Tiene un nivel de carga emocional bastante fuerte, de muchísimo tiempo, de muchísimos años y que justamente son los años que lo han llevado a tener ese concepto que él tiene sobre el amor.” Añade que este personaje es como tantos otros que han sido incomprendidos, que no concuerdan con ese concepto preestablecido del amor ideal. “Lo ha llevado a una apatía y un desánimo increíble y en el proceso, llega a descubrir cosas que lo deja perplejo; así como dice Gerardo, es un proceso de eliminar etiquetas, no solo del amor, sino del papel que la mujer tiene dentro del amor.” Luis comparte el proyecto virtual con Liz Roggero, asegurando que el resultado lucirá súper interesante y se creará magia en la pantalla.

Jorge no cree que todos los personajes que viene creando sean necesariamente complejos. “Pareciera que el conflicto es enorme, porque tenemos a este pintor que va a tener una conversación con la mismísima diosa del amor, Afrodita,” reflexiona. “Pero al final, yo lo veo como una conversación entre una persona que dice que hay que creer en el amor y otra, que no lo cree; el detalle es que este tipo de obras que plantea un conflicto tan simple, que sucede en el día a día entre nosotros, necesitas verlo en una situación épica, para darle el debido peso.” Jorge asegura que escribe para que la gente le vuelva a dar importancia a los sentimientos. “Y es porque en un mundo tan globalizado como este, no te permite tomar un tiempo de reflexión; estamos en una época donde es tan fácil insultar, en el que cuando algo se rompe, lo botas y te compras algo nuevo, y ya no nos tomamos la delicadeza de poder ver el sentimiento; por eso pienso que no escribo personajes complejos, escribo personajes humanos y el humano es complejo.” Al igual que La cita perfecta, El beso de Afrodita aborda directamente los estereotipos a los que ha sido sometida la mujer por décadas. “Esta obra ataca dos puntos fundamentales: uno, realmente qué es el amor; y dos, que los estereotipos solo sirven para envenenarnos,” afirma.

Nuevas tecnologías, nuevos canales

Puestos a prueba todos los artistas escénicos en estos días, no hay tiempo para detenerse y analizar este nuevo formato en línea en donde presentar sus trabajos. “Es un poco complejo denominar si estamos haciendo teatro o no a través de una pantalla,” comenta Jonathan. “Además, tenemos el peor internet de Latinoamérica, pero hay que sobrevivir ante ello; igual para mí sigue siendo una expresión artística, solo que no tenemos el público enfrente, pero nosotros sabemos que detrás de esa pantalla está el público, conectado igual, solamente que no lo podemos percibir.” Jonathan no puede asegurar si es teatro o cine o televisión, pero que sí es efectivamente una expresión diferente y nueva. “Pero lo que sí te puedo decir es que en todas las cosas que hagamos (o que hago yo personalmente) trato de mantener la teatralidad, porque eso hace que mi trabajo como artista, como actor, se mantenga vivo y pueda no ser tan frío el trabajo final.”

Gerardo afirma, por su parte, que se trata de un híbrido que tiene armas de teatro, de televisión y de tecnología. “Pero cada expresión que ha aparecido a largo de la historia nos lleva a preguntarnos que si no te actualizas, te mueres; el mundo sigue avanzando, sigue girando, con pandemia o sin pandemia, no se detiene; si uno quiere ser ortodoxo, entonces corres el riesgo de desaparecer.” La única salida es por supuesto, la constante actualización y modernización de los medios que contamos. “Como ejemplo, esto sería como el matrimonio, porque la religión no permite el matrimonio entre homosexuales, entonces se crea la Unión Civil; eso estamos haciendo ahora: estamos buscando que la gente sea feliz, que esto sea manejable, entonces es mejor hacer la Unión Civil a no hacer nada, estamos haciendo la Unión Civil del Teatro.”

Cuando se vuelvan a abrir los teatros de manera presencial, ¿qué pasará con este nuevo formato virtual para el elenco de Bye Bye, Amor? Gessy menciona que intentaría combinar ambos estilos; mientras que Luis asegura que la adaptación a esta nueva realidad virtual ha sido tan positiva, que sería absurdo dejarla atrás. “El teatro presencial tiene que volver,” sentencia Jorge. “Pero esta plataforma es ideal, porque a veces por falta de dinero, muchos proyectos no pueden llegar al teatro presencial, ya que todos sabemos lo que cuesta sacar una obra presencial y creo que esta es una forma correcta de dar visibilidad a los autores y directores que no tienen posibilidades económicas.” Jorge afirma que de tener una nueva obra, la estrenará primero de modo virtual. “Para que la gente la sienta, porque se ha comprobado que la gente puede llegar a sentir el teatro virtual; siento que ya no hay excusa para no hacer, para dejar textos en el baúl, ahora ya estamos hablamos de una nueva forma de presentación.”

Añade Gerardo que usaría para sus futuros proyectos una mixtura de ambos formatos. “Lo virtual me permite llegar a mucha gente, a muchos lugares que tal vez con el presencial no me permita llegar.” Advierte como un buen negocio el de crear una aplicación que sirva exclusivamente para la transmisión de proyectos escénicos en línea. “Se hace millonario, eso está clarísimo; nosotros estamos usando el Zoom y nos adaptamos a sus limitaciones, pero sí se abre otra aplicación en la que no tuvieras interferencia, el creador se hace millonario, estoy plenamente convencido de eso; este formato ya se sabe que funciona y ha venido para quedarse.” Bye Bye, Amor promete dos espectáculos llenos de amor, ilusión y humor, adaptados a nuestra nueva realidad virtual. “El público siempre se va a llevar algo,” comenta Gessy. “Se va a identificar con algún recuerdo, con alguna escena, porque son historias que a cualquiera le puede suceder.”

Sergio Velarde

16 de noviembre de 2020

domingo, 15 de noviembre de 2020

Crítica: PRELUDIO, FICCIONES DEL SILENCIO


Cuando la mudez no es impedimento

Desde la Plataforma TEVI, el público tiene la oportunidad de asistir a presentaciones virtuales sumamente interesantes y poco convencionales, como las que forman parte de la cuarta edición del Festival de Creación Escénica Contemporánea SÓTANO 2, presentada por el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico. Actualmente, se encuentra en temporada una magnífica puesta escénica en línea, Preludio, Ficciones del Silencio, en donde diversos lenguajes artísticos se complementan estilizada y articuladamente para ofrecernos la conmovedora historia de una joven que no puede pronunciar palabras, pero que sí es capaz de mostrarnos sus raíces, sus miedos, sus anhelos y su reconciliación con el pasado.

Grabada desde el auditorio de la Universidad del Pacífico, el espectáculo inicia con la llegada  de su creadora, Diana Daf Collazos, quien con cámara en mano desciende las escaleras para ubicarse en el escenario ya acondicionado para su presentación. Es ahí donde empieza el cautivante ritual que orquesta la artista armada de su propia historia, desde contarnos cómo perdió una cuerda vocal al nacer, hasta aquellos recuerdos e informaciones sin confirmar de sus familiares, pero valiéndose hábilmente de recursos audiovisuales, como grabadoras de voz, proyectores multimedia y documentos de texto y fotográficos compartidos en pantalla. La voz interior de Collazos, al inicio registrada como tímidos susurros apenas perceptibles, se sirve de la tecnología para presentarnos un auténtico viaje a su semilla, en el que las imágenes, los videos, la música y su frágil apariencia se funden en una contundente experiencia sensorial.

No es pertinente adivinar qué es real o no de los recuerdos mostrados por Collazos; lo cierto es que la fuerza de la historia mostrada en pantalla adquiere tal sentido de veracidad, que solo queda admirar la valentía de la artista para mostrarnos una historia familiar, que bien podría ser la de cualquiera de nosotros. Es ahí donde radica acaso la mayor fortaleza de esta puesta unipersonal: el sentir empatía por la emotiva búsqueda de respuestas de esta joven, quien además registra su viaje al hermoso Huaraz, con sus paisajes, carreteras y cementerios. El proyecto de Collazos nos regala inolvidables secuencias (algunas con gigantografías de los parientes de la artista, nunca mejor utilizadas) registradas ya sea en el auditorio, como fuera de él. Preludio, Ficciones del Silencio, feliz encuentro virtual de ficción y documental, es un claro ejemplo de cómo la tecnología se encuentra al servicio de un arte comprometido y reflexivo.

“Hola, soy Diana Daf. Hoy perdí la voz, pero no dejaré de hablar.”

Sergio Velarde

15 de noviembre de 2020

martes, 10 de noviembre de 2020

Crítica: LA TEORÍA DEL TODO TODO


Cosas de la vida

El Grito, colectivo teatral, reestrenó la experiencia artística visual denominada Nosotres, traspasando el algoritmo, bajo la dirección general de Ray Alvarez. Dicha propuesta, además de ofrecer distintas obras, se complementó con algunos conversatorios e intervenciones artísticas a través de las redes sociales.

Una de las fechas programadas nos presentó a través de la plataforma Joinnus: La teoría del todo todo, obra corta del dramaturgo barcelonés Marc Egea, dirigida también por Alvarez e interpretada por Magaly Libertad (Violeta) y Vielka Brigith (Olga). Respecto a la trama, el autor nos revela una conversación entre una profesora de física cuántica y la mujer que limpia y reorganiza todos los días el despacho que la académica comparte con el profesor de física relativista. El conflicto se dispara cuando Violeta, la mujer de limpieza, encara a Olga, la profesora de física, acerca de las diferencias que tiene con su colega, tratando incluso de propiciar un encuentro entre ambos, el cual finalmente se da cuando Violeta le deja un recado al profesor escrito en la pizarra en nombre de Olga, citándolo en un restaurante.    

Los puntos fuertes de esta breve comedia, sin duda, radican no solo en la coherencia y creatividad de la narrativa, sino también en las correctas interpretaciones de las actrices. Por su parte, la decisión de presentar a cada personaje en planos separados, dando la impresión que estaban frente a frente, funcionó y aportó dinamismo a la propuesta.

La teoría del todo todo fue una divertida experiencia que combinó las teorías de la física con las cosas que pasan en cotidianidad, mostrándonos que un pequeño ‘desequilibrio’ podría cambiar el curso de la vida.

Maria Cristina Mory Cárdenas

10 de noviembre de 2020

sábado, 7 de noviembre de 2020

Crítica: EL BAÚL DE LOS MALOS SUEÑOS, ENCERRADOS – PARTE II


Violencia sin distinción de género

El director Jeffry Rasmussen no oculta su admiración por el famoso novelista estadounidense Stephen King. Su primera incursión en la dirección, la primera parte de El baúl de los malos sueños, Encerrados, fue una adaptación libre de El juego de Gerald (Gerald’s Game, 1992), con la imagen promocional de Lilian Schiappa-Pietra como una sufrida mujer esposada a la cama, en una trágica historia de relación marital disfuncional con un fuerte componente de violencia doméstica. Para esta segunda parte, Rasmussen nos presenta su particular visión de Miseria (Misery, 1987), lo cual constituye de por sí un enorme riego: la versión fílmica es harto conocida y alcanzó un estatus de culto abrumador, mucho más que el anterior libro mencionado (estrenado en 2017 en Netflix con Carla Gugino), por lo que el nuevo producto ofrecido por Rasmussen pierde en mayor medida el factor sorpresa. Sin embargo, la ejecución de su propuesta es bastante solvente y mantiene el interés a lo largo de su reducida duración.  

Prácticamente, la mayoría de artistas escénicos que viene trabajando con plataformas virtuales dejó de interesarle el bautizar a este nuevo género digital en apogeo. A los que insisten en llamarlo “Teatro” virtual o en línea se les podría perdonar el hecho de que por lo menos, sus espectáculos son presentados en vivo. Pero los pre-grabados abandonan por completo sus orígenes teatrales para convertirse, como en este caso, en cortometrajes. En ese sentido, la dirección consigue ofrecer un producto audiovisual bastante correcto con la conocida historia de esta fanática desequilibrada que encuentra a su autor favorito luego de sobrevivir este a un aparatoso accidente. Si bien pudo haberse arriesgado más con el juego de cámaras y algunas decisiones estéticas, como la de recurrir a una máquina de escribir como utilería en plena época de pandemia (tal como lo dice un personaje), pueden resultar desconcertantes, la tensión psicológica entre los únicos dos protagonistas sí luce muy conseguida y sostiene el suspenso hasta el inevitable final.

Una de las mayores fortalezas de este proyecto virtual radica entonces, en el trabajo de la pareja de actores: tanto Rocío Montesinos como José Gómez Ferguson evitan caer en la repetición del modelo fílmico y construyen personajes con características propias y muy creíbles, ambos interactuando en aquella reducida habitación. Habría que trabajar, eso sí, en despojar de la ejecución escénica cualquier atisbo de “teatralidad”, ya que no es necesaria. No es casualidad además, que la foto promocional de esta presentación virtual sea la de Gómez Ferguson atado a la cama: Rasmussen nos muestra que la violencia es atroz venga de donde venga, sin distinción de género. El baúl de los malos sueños, Encerrados es una propuesta absolutamente pertinente, que tomando como referencia a las notables historias de King, se convierte en una buena alternativa para la necesaria reflexión en estos violentos tiempos en los que nos hayamos inmersos todas y todos como sociedad.

Sergio Velarde

7 de noviembre de 2020

viernes, 6 de noviembre de 2020

Entrevista: VALENTINA ZELADA, ALONSO GARCÍA y GABRIEL RONDÓN


“Hay que mirar hacia adelante.”

La incansable Asociación Cultural Kapchiy estrena su última temporada virtual de este año, a través de la aplicación Zoom. Son seis microobras de diversas temáticas, bajo el título de Reconectando, las que cuentan con un elenco de jóvenes actores. Oficio Crítico conversó con tres de ellos: Valentina Zelada, quien actúa en Nigeru; y Alonso Garcia y Gabriel Rondon, en Dos actores se confiesan.

Aprendizajes y contexto virtual

Gabriel menciona a Norka Ramírez y Pold Gastello como parte importante de su formación actoral. “He llevado otros talleres, pero ellos fueron los primeros,” comenta. “Con Pold nunca he trabajado, a pesar de haber compartido grabaciones en la misma serie (“De vuelta al barrio”) nunca tuvimos escena juntos; sin embargo, como profesor es muy directo, muy empático, muy sincero, que es en realidad lo que se necesita un profesor, tiene que decirte cuando haces las cosas bien y también criticarte cuando las haces mal; eso te impulsa a tomar esas correcciones y mejorar.” De otro lado, Valentina recuerda con mucho cariño a su primer profesor de Teatro en su colegio. “Diego Alonso fue la persona que me impulsó a actuar, fue mi profesor de colegio que todos hemos tenido en común, fue el primer profesor que creyó en mí y eso te marca,” reflexiona. Actualmente, ella es alumna de David Carrillo, a quien considera como el maestro que la ha ayudado a crecer como actriz. “David es un súper profesor, súper buen maestro y lo recomiendo, porque más allá de lo que te enseña, como la técnica de actuar en teatro, sus clases son como una terapia, es súper ameno, muy bacán y es súper sana la manera en que enseña.”

Por su parte, Alonso tuvo como maestros de actuación a los destacados Roberto Ángeles y Leonardo Torres Vilar. “A Leonardo lo he tenido como profesor, como director de obra profesional y como compañero de elenco”, comenta. “La primera obra profesional que hice fue El verano pasado de Chumilsk y estuve haciendo la reposición por los diez años de Respira con Roberto como director y Leonardo en el elenco; fue un proyecto al que le guardo mucho cariño.” A inicios del año, Alonso participó en la puesta de Mañana me caso, con la dirección de Torres Vilar, pero solo estuvo dos semanas, puesto que por la pandemia el espectáculo quedó en stand-by. 

Justamente, esta pandemia que atravesamos ha cambiado por completo las formas de hacer teatro y las comparaciones con el formato virtual son abismales. “Para mí, el contacto con el público es la diferencia entre el teatro presidencial y el virtual,” afirma Alonso. “Cuando estaba en teatro presencial, en un escenario, con un aforo lleno o a la mitad o al 25% se sentía su energía, ¡es otra cosa! Es increíble cómo te retroalimenta su mera presencia.” De hecho, los actores saben que en el formato virtual hay personas mirando por sus pantallas. “Es un poquito distinto y bueno, también es un código al que hay que adaptarse.” Gabriel agrega que todo lo que la comunidad teatral está haciendo es un nuevo reto para todos. “Primero, porque nadie pensaba que esto iba a suceder; y porque siempre uno tiene que buscar la manera de sacar adelante un proyecto y esta es la nueva alternativa que ha surgido ante esto.”

“Es difícil, nos estamos adaptando con los ensayos,” comenta Gabriel. “Con Alonso, uno de los principales problemas que tuvimos al inicio y que hemos sabido arreglar con Renato (Piaggio, el director) es el tema de la latencia del internet.” Cuando las redes están saturadas, siempre existe el riesgo que se caiga la señal. “Imagina que suceda en plena función, nos da un paro cardíaco y creo que esa es la principal preocupación que tenemos todos.” Valentina añade que la conexión de internet influye también mucho en la que se forma entre los actores. “Eso no ocurría cuando estábamos en escena, cuando algún compañero se olvidaba la letra o se quedaba en blanco o le pasaba algo fuera del libreto, tú misma tenías que ver cómo resolverlo.”

Gabriel asevera que esta nueva condición virtual cambia mucho la manera física con la cual relacionarse con el compañero actor. “Lo intentamos manejar mediante el contacto visual, ya que en escenas fuertes me nacería de repente darle a mi compañero un abrazo o una palmada en la espalda, todo eso ya no se puede hacer, sí creo que es complicado.” Valentina sí menciona aspectos positivos de esta nueva situación. “Ya no tienes que levantarte tan temprano para ir hasta el lugar donde ensayas, ahorras tiempo y evitas el tráfico; trato de siempre de ver las cosas positivas.” Ella asegura que definitivamente lo que se está haciendo no es teatro. “Nunca va a ser teatro, son cosas completamente diferentes, pero que tienen algunas cosas en común, como la energía del público, que ahora se siente de manera distinta pero que está allí, eso me gusta.”


Los microuniversos del último Reconectando del año

En Dos actores se confiesan, escrita por Paris Pesantes y dirigida por Piaggio, dos jóvenes intérpretes recuerdan, juegan y reflexionan acerca de la dura labor que tienen como artistas. “Mi personaje es el Actor 1”, comenta Alonso. “Y junto a Gabriel, que es el Actor 2, son dos jóvenes que le narran al público literalmente cuál es el viaje de un joven que quiere empezar a actuar, desde matricularse en los primeros talleres de actuación.” La temática del texto le permitirá al público enterarse de los pormenores de la carrera actoral. “El texto fluye tan bonito, es un gran trabajo de París (Pesantes), que le muestra a la gente que quizá no conoce el día a día de los actores.” Es decir, para Alonso, aquellos actores que vean la obra se sentirán plenamente identificados. “Porque un 80% de las cosas que están en el texto les ha pasado y nos ha pasado, por lo tanto, ese fue un gran primer paso para conectarme con la obra, ya que me han pasado muchas cosas que también le han pasado al Actor 1.”

Añade Gabriel que estos dos actores, que Alonso y él mismo interpretan, son dos personajes completamente diferentes, con dos personalidades completamente distintas. “Es una obra que lleva mucha comedia, mucha verdad, pero también tiene muchos altos y bajos y es muy bacán, porque está fluyendo muy bien en los ensayos.” Gabriel alaba el trabajo de su compañero en escena virtual. “Alonso es un tremendo actor, para mí es un gusto poder trabajar con él y al final, las cosas están complementándose bastante bien, todo está fluyendo todo muy bien.” Al igual que Alonso, Gabriel está plenamente convencido que sus colegas intérpretes encontrarán muchas situaciones muy conocidas para ellos. “Pero también los que no son actores o los que recién se están iniciando como actores van a tener ahora una idea de lo que es todo el proceso; es una micro obra que le va a gustar a todo el mundo, yo me siento muy contento, me divierto mucho con las escenas, hay bastantes situaciones divertidas y a la gente le va a gustar.”

Por otro lado, Nigeru es el nombre de la pieza en la que participa Valentina, escrita por Federico Abrill, dirigida por Javier Deza y en la que le acompaña el actor Jorge Bardales. “Mi personaje se llama “Ella” y me gusta mucho que se llame así,” asegura Valentina. “Así como mis compañeros actores de su obra, cualquiera de nosotros puede ser esa persona; en mi caso, es una historia que le puede pasar y que le puede haber pasado a muchas mujeres, por eso me gusta.” Una mujer huye de Lima para poder empezar una nueva vida en Tokyo; sin embargo, en el departamento de un amigo, un espectro aparece para dar señal a un presagio inevitable. “Nigeru significa “Huye” en japonés y no puedo decir mucho, porque quiero que la vean: es una obra del género thriller con mucho suspenso.”


La temporada de Reconectando incluye además, otras cuatro microobras con temáticas variadas e interesantes: 3 2 1, ¿estás ahí? de Pesantes y dirigida por Alejandro Legaspi; Super Wash, también de Pesantes, con la dirección de Piaggio; Piscina de Federico Abrill, dirigida por Javier Deza; y La obra que tengo que escribir, también de Abrill y con la dirección de Piaggio.

¿Cómo podemos llamar a este nuevo formato que se encuentra en plena exploración por los artistas escénicos? “Se trata de una especie de híbrido,” comenta Alonso. “Aunque hace poco hubo un conversatorio con los grandes maestros de actuación y justo salió esta pregunta: ¿Qué es esto? Todos coincidieron que a estas alturas no hay que encontrarle un nombre, no tiene sentido, simplemente ha aparecido, es un nuevo medio, mantengámoslo como tal y terminará conviviendo con nosotros cuando todo esto pase.” Gabriel, por su parte, añade que a lo largo de la historia se han ido creando diversas alternativas y conceptos sobre el original. “Es básicamente una alternativa al teatro, porque a la larga cuando se vuelva a reactivar el presencial, también existirá el virtual.” Valentina sostiene que un nuevo género ha nacido y que si bien no es teatro, todos lo llaman “Teatro virtual” hasta que Wikipedia lo bautice. “Es otra corriente, otro género, es bacán y me gusta mucho hacerlo y verlo.” Para Gabriel, no hay tiempo para lamentos. “Si no podemos ir al teatro, no nos vamos a estancar, hay que avanzar, hay que mirar hacia adelante y trabajar con lo que tenemos a la mano,” finaliza.

Sergio Velarde

6 de noviembre de 2020

Crítica: EL FANTASMA DE MI EX


Dejar ir

Bajo la dramaturgia y dirección de Mónica Talavera, se presentó este último fin de semana la lectura dramatizada de la obra El fantasma de mi ex, un título más que propicio para la víspera y celebración del ‘Día de Brujas’. Producida por LA EME, esta singular comedia abordó el tema de las relaciones amorosas y las consecuencias de algunas rupturas que no han sanado del todo.     

El elenco lo conformaron Camila Orchard y Augusto Alza. Ahora bien, la historia nos presenta a esta mujer llamada Estefanía que se prepara para celebrar la fiesta de Halloween junto a Marco, su nuevo pretendiente; sin embargo, las inseguridades y un sorpresivo apagón la detienen. En ese momento aparece Alejandro, su ex enamorado, quien entre bromas y recuerdos hará que Estefanía caiga en cuenta de lo que realmente le impidió salir esa noche. Aquí cabe resaltar la creación de este imaginario, en el que Alejandro aparece como un ‘fantasma’ desde otra pantalla, reflejando como una suerte de metáfora, los miedos y ataduras de Estefanía a esta antigua relación, reteniéndola por lo menos emocionalmente e impidiéndole seguir adelante. Consideramos que la sencillez de la narrativa es ideal para tratar un tema real y universal como lo es el amor, pues la conversación que se da entre los jóvenes alude a romance que no concluyó de la mejor manera; más adelante, se da paso al verdadero cierre que ambos necesitaban para continuar.

Por otro lado, las interpretaciones de los actores fueron bien detalladas, destacando la naturalidad y química entre los personajes, pese a no encontrarse en el mismo ambiente. Transmitida a través de la plataforma Zoom, la propuesta se planteó a nivel visual con el manejo de un plano medio en la cámara (en ambos casos) y con los recursos mínimos en cuanto a utilería. Se demostró la certeza de la frase “Menos es más”. Otro detalle interesante y válido fue el hecho de compartir el texto en la pantalla principal con los espectadores, el mismo que contó con una voz en off, que realizaba las acotaciones, lo cual permitía seguir la historia escrita pero también distraía el foco de atención en la escena.

El fantasma de mi ex fue una ingeniosa propuesta que nos reveló una historia que puede sucederle a cualquiera: un amor que no se ha olvidado, un ciclo que no se ha cerrado y que impide dejar atrás el pasado. Hay que abrir el corazón y dejar ir para emprender nuevos caminos, en el amor y en la vida misma.

Maria Cristina Mory Cárdenas

6 de noviembre de 2020

martes, 3 de noviembre de 2020

Crítica: CARDUMEN


Impro Testimonial

La espera con música soul y hip hop instrumental daba la sensación de ver algo con mucho contenido. Es de tener en cuenta que Cardumen es resultado de un taller montaje y que por lo tanto, los participantes no son actores profesionales, sino jóvenes con un interés en la actuación. Participaron Héctor Tuesta, Natalia Córdova, Isaac Suarez, Alessandra Nadal, Carla Armas, Alonso Reyna y la dirección estuvo a cargo de Luis Ausejo.

El espectáculo empieza con el pie izquierdo: pidiendo la participación del público. Pidieron una palabra para empezar a improvisar; lo más extraño es que no las usaron, pues la historia giraba en torno al amor. Los personajes fueron construcciones muy generales y a veces, incomodaba los diálogos con reflexiones cursis sobre el amor, aunque en otros momentos resultaban graciosas.

Las escenas eran ambientadas con fondos de pantalla de la playa, el parquet, un apartamento. Era muy estrambótico por momentos, pues parecían sacados de Google Imágenes; sin embargo, es solo un detalle. Hubo una escena en que besan la pantalla, que fue más simpática que romántica. La historia no tenía un conflicto claro, pues abordaba un amor lésbico imposible y al mismo tiempo, un viaje a Oxford y a Disney. Por momentos, parecía que uno no estaba viendo una improvisación, sino un parlamento con una historia estudiada, actoralmente hablando.

La historia era prometedora, definitivamente no era un montaje para una improvisación. Sinceramente me parecía estar viendo un resumen de la telenovela noventera Carmín, pero con conflictos más actuales de jóvenes clasemedieros de Lima. Aunque me cautivó el final; pienso que con un conflicto más concreto puede salir algo interesante.

La mejor actuación definitivamente fue la de Nadal; el resto fue interesante para no tratarse de actores. Es de destacar el esfuerzo, pero no cautivó. Los actores trataban de emocionar, pero no podían. Lo más resaltante del montaje fue la canción del final sobre el amor. Estéticamente hablando, la vestimenta fue ropa casual, así como la utilería. Este aspecto sí que fue poco atractivo del montaje. Me hubiese gustado ver algo más atractivo.

Cardumen es estrenado por segunda vez, pues la primera fue al inicio de este año justo antes de la pandemia. Es un espectáculo de jóvenes de un taller montaje que les gusta aprender. Muy simpático, aunque pudo ser más.

Enrique Pacheco

3 de noviembre de 2020

Crítica: DROGADXS DE AMOR


Buena energía y conexión: aspectos que pueden “salvar” una escena

¿Recuerdas la vez en la que se te declaró esa personita favorita tuya? Tal vez tenías quince, veinte o treinta. Tal vez, fue después del colegio, universidad, trabajo o tu tercera cita. Tal vez, él o ella no recuerdan esa fecha muy importante, y entiéndelo. En serio, entiéndelo. La cuestión es que también sentiste esas maripositas en el estómago. Y te comprendo. Todos lo hemos experimentado alguna vez. Pero -también odio los “peros” en este tipo de historias, créeme- como dice el Cantante de los Cantantes, Héctor Lavoe, “Nada dura para siempre… todo tiene su final”, termina esa historia que construyeron. Ahora, digamos que por esas cosas excepcionales que tiene la vida, no terminas odiándolo u odiándola. Sino que son amigos. Se hablan como si no hubiese pasado nada. Todo queda olvidado ya. Aunque solo tú sabes que eso no es cierto. Pues tienes esa necesidad de confesar todo lo que piensas, pero sin afrontar las consecuencias.

Así es la situación dramática de Paola, personaje de la obra teatral Drogadxs de amor, presentado por Plot Box Producciones. El proyecto está dirigido por Marcos García-Tizón y escrito por María Paula del Olmo. Además, cuenta con las interpretaciones de Poly Ávila y Urías Santillán; y fue presentada en vivo a través de YouTube.

La acción dramática acontece en la plataforma de interacción entre los personajes Paola y Gato. Por otro lado, cada personaje se encuentra en sus respectivas habitaciones. Ella intenta comunicarse con él a través de una videollamada: lo logra. Así, esta obra dramática posee un espacio virtual y dos reales, que el espectador puede visualizar claramente.

A nivel interpretativo, el actor y la actriz jugaban con el parlamento. Pues se daban el permiso de añadir textos de sus vidas personales. Había un momento en el que Gato toma el sustantivo “Poly”, nombre de la actriz que interpreta al personaje Paola, por ejemplo. Sin embargo, también existían momentos en la que la acción de algunos parlamentos no presentaba un objetivo claro. Aunque el conflicto perduraba en gran porción de la obra. Por otra parte, existían momentos de los personajes que no pertenecían al espectáculo. En ese sentido, Paola pierde el acento argentino en algunas partes de la obra; y Gato trata de evidenciar sus calcetines rotos. Esto sin ninguna acción específica en ambos casos. Sin embargo, pasó desapercibido por la energía y conexión que poseían los intérpretes: rescatable en ese aspecto.

Es aplaudible cuando en un proyecto teatral-audiovisual se trata de contar de otra manera un segmento de la historia. Pero también es conveniente ser responsable si ese fragmento no toma la forma esperada. Este es el caso de la unidad en la que Gato sube a su Instagram un video de la sorpresa de Poly. Aquí hubo un desfase a nivel vocal y corporal. Pues Gato comunicaba otra cosa respecto a la publicación del personaje en esa red social. Además, esa misma publicación reapareció en la historia cuando esta no lo ameritaba.

En resumen, Drogadxs de amor es una obra que posee una buena trama, pero el hecho teatral aún necesita algunos ajustes. Eso no quita el hecho de que sea entretenida.

Elio Rodríguez

3 de noviembre de 2020