viernes, 25 de octubre de 2019

Crítica: CÓMO CRIAR DINOSAURIOS ROJOS

Testimonios de izquierda

Fernando Castro es uno de los directores jóvenes más interesantes en la actualidad. Su idea del Teatro Físico es el de recuperar el cuerpo como un canal de comunicación más emocional antes que intelectual, como un canal universal. Así, llegaron al escenario un puñado de temporadas en las que los cuerpos fueron sus absolutos protagonistas, en medio de historias con temáticas profundamente sociales como, por ejemplo, la fundamental Los regalos (2015), con una cautivadora experiencia sensorial entre un padre y sus dos hijos varones; Tu voz persiste (2016), con emotivos recuerdos familiares y amorosos entre cuatro desconocidos en una peña criolla abandonada; Deshuesadero (2016), con la historia de un hombre incapaz de adaptarse a la sociedad; y Perra (2018), con las duras batallas que deben enfrentar las mujeres en nuestros tiempos. En esa misma línea llegó el mes pasado la creación colectiva Cómo criar dinosaurios rojos en el Auditorio AFP Integra – Mali, con la dirección de Castro, en conjunto con la de otra joven promesa, Sammy Zamalloa, adaptador y director de Los inocentes (2018), y con las sentidas actuaciones de Nani Pease y Tirso Causillas.

Como no podía ser de otro modo, la puesta en escena tuvo una fuerte carga política y social, con los cuerpos, voces y almas de Pease y Causillas siendo utilizados para plasmar su honestísima y particular visión como herederos de representantes de la izquierda, tan castigada últimamente por algunos bochornosos hechos de coyuntura. Dividida en secuencias bien definidas y ejecutadas sin tacha, somos recibidos por la pareja de actores (dentro y fuera de las tablas), que a la manera de stand-up comedy nos presenta su proceso escénico y los objetivos que se plantearon en un inicio. Luego vendrían la secuencia del casting, en la que versiones jóvenes y atolondradas de los actores deben demostrar sus dotes escénicas en distintas pruebas, bien resueltas con sus mismas voces en off en vivo; y una atípica comedia de situaciones, con todo y risas grabadas, en la que destacaba la enorme foto de Velasco al fondo, en medio de divertidos enredos con estereotipados personajes interpretados por ambos actores.

La cuota seria y emocional llegó hacia el final con la parte testimonial: Pease y Causillas comparten con el público sus propios recuerdos, aquellos que los marcaron como jóvenes y que ahora deben enfrentar, especialmente como los responsables de la vida de su pequeño hijo, quien los acompañó al caer el telón. Particularmente emocionantes, las fotos y anécdotas del padre de Nani, el destacado político y sociólogo de Izquierda Unida, Henry Pease. En un mundo en el que la corrupción se hace evidente cada día que pasa, mientras los sueños y esperanzas del real cambio se convierten en tristes utopías, la puesta codirigida por Castro resulta valiente, pertinente y sobre todo, aleccionadora sobre aquellas herencias que deseamos dejarles a las nuevas generaciones. Cómo criar dinosaurios rojos fue una cuestionadora y conmovedora mirada interior que comparten dos seres humanos de izquierda, que decidieron revelarnos aspectos fundamentales de sus vidas en un entretenido y emotivo espectáculo teatral.

Sergio Velarde
25 de octubre de 2019

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