viernes, 30 de agosto de 2019

Crítica: WERTHER


Je ne parle pas français

Función 29/08/2019 

El Gran Teatro Nacional acoge en esta oportunidad a Werther, ópera de Jules Massenet.

El “Sturm und Drang” fue un movimiento literario en pleno Romanticismo Alemán que lideró el cambio de la razón por las manifestaciones espirituales, dejando aflorar los sentimientos y pasiones descontroladas. Goethe, uno de sus máximos exponentes, escribe “Las desventuras del joven Werther”, el cual es convertido a libreto por Blau, Milliet y Hartman.

No somos nada ante el amor, somos menos que una hojarasca que el viento mece a su antojo. Werther, interpretado por Jonathan Tetelman, de buen registro vocal, de inicio a fin sostiene su personaje y con su registro actoral van de la mano. Esto es una característica de los tenores formados fuera de nuestro país. Lo mismo ocurre con los protagónicos femeninos, muy bien sostenido su registro vocal, se les ve a Charlotte (Carol García) y Sophie (Ximena Agurto) muy bien, con buena técnica en sus roles. En contraparte, los demás personajes masculinos, muy encorsetados, abusan del “stop corpus” para sostener las notas y no logran componer un personaje (anteriormente los he visto en otros trabajos). El personaje del Magistrado no domina bien el uso de los zapatos, ese “pequeño” detalle lo desconcentra aunado al piso que tiene varios niveles, porque han sido construidos de esa manera, porque todo el escenario es hecho con hojas de libro a escala gigante. Esto es una característica de un gran número de intérpretes peruanos varones: les falta componer sus personajes, dominar su utilería personal, su vestuario y accesorios, hacerlos suyos para que sean más creíbles sus personajes en escena. El trabajo del coro de niños, magnifico; en sus pocas intervenciones, nos envuelven con esa magia y esa voz propia de los ángeles, muy naturales y andróginos.

Esta ópera es de origen alemán y es cantada en francés y con subtítulos en español para que el público entienda. Bajan el telón y vemos proyectada una página escrita en francés, sin traducción. Además, ¿cómo es posible que una pequeña pantalla por encima del telón se traduzca lo cantado? Los de primera fila hoy deben tener una torticolis tremenda. El Gran Teatro Nacional es el mejor edificio en el país para mostrar una gran variedad de espectáculos, debería implementarse como en otros espacios foráneos, el traductor en el respaldo de la butaca y se selecciona el idioma deseado.

La performance del director musical, Oliver Díaz, es magnifica; la obertura que abre esta ópera inmediatamente te transporta al siglo XVIII.

Dra. Fer Flores
30 de agosto de 2019

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