Escabrosas lecciones de vida
Paula Vogel es una destacada dramaturga y profesora universitaria de
nacionalidad norteamericana, que recibió en 1998 el premio Pulitzer por su sólido
drama Cómo aprendí a manejar, en el que examina la vida de una joven víctima
del abuso sexual dentro de su propio círculo familiar. Un espinoso y
controvertido tema, de los que Vogel acostumbra tocar en sus obras, afirmando
que si el espectador se siente incómodo es porque la pieza teatral funciona. Sufrió
una pérdida irreparable en 1998: su hermano Carl falleció víctima del SIDA. En
el 2004 decide casarse con la profesora Anne Fausto-Sterling. Su valentía y
lucidez al escribir se perciben claramente en el estreno de su laureada obra,
en el Teatro Auditorio Miraflores, como un proyecto de Artes Escénicas de la
PUCP, a cargo de Leticia Poirier (además, protagonista de la pieza) y dirigido
con mucho tino por Ebelin Ortiz.
Cómo aprendí a manejar puede evaluarse desde varios puntos de vista, y
en todos funciona a la perfección. La tensa relación entre Rayita (que se
convierte indistintamente en niña, adolescente y mujer para cada escena) y el esposo
de su tía, simplemente llamado tío Pico, es incestuosa, llena de momentos de
abuso y manipulación psicológica. La obra funciona como representación de
universo femenino y el despertar sexual dentro de una sociedad conservadora: en
un pueblo de Maryland en la década de los 60, Rayita aprende las lecciones de
la vida, a través de los consejos de su disfuncional familia y de la peligrosa
presencia de su tío, en medio de las lecciones de manejo, metáfora perfecta
para guiarnos en este crudo y difícil aprendizaje al que es sometido la joven.
También funciona como propuesta para romper la tradicionalidad de la narración:
la obra presenta los cuadros en desorden, pero no por ello confunde al
espectador. En una hábil maniobra, vemos primero el quiebre emocional del tío Pico
(en el que sentimos su dolor y frustración ante la negativa de Rayita para
aceptar su oscura propuesta) y después, el primer y despreciable acoso
consumado, en el asiento del conductor.
Leticia Poirier, en el rol de Rayita, logra salir airosa en sus
transiciones a lo largo del tiempo, y en sostener sus monólogos, dirigiéndose
al público narrando su historia. Por su parte, Marcello Rivera se aleja del
fácil estereotipo del monstruo pedófilo, componiendo un ser humano equivocado y
presa de instintos que no puede contener, muy contenido y lleno de sutilezas.
El coro, integrado por Firelei Barreda, Tirso Causillas y Michella Chale,
caracteriza al resto de personajes que intervienen en el drama, destacando
nítidamente Chale, interpretando a la madre y la tía de Rayita, robándose las
escenas en las que aparece. Impecables producción, escenografía y vestuario. Cómo
aprendí a manejar, siendo un proyecto de Artes Escénicas de la PUCP dirigido
por Ebelin Ortiz, alcanza los brillos necesarios para ser considerado como uno
de los mejores estrenos en lo que va del año, confirmando también a Paula Vogel
como una de las dramaturgas norteamericanas contemporáneas más lúcidas e
interesantes.
Sergio Velarde
14 de julio de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario