sábado, 4 de junio de 2022

Crítica: MAR DE MARIOS


Un sueño hecho realidad

Consumado actor, bailarín, director, coreógrafo y productor, Jaime Lema es sin duda un referente obligado en la historia del teatro peruano. Ha presentado con éxito sus propios espectáculos alrededor del mundo, siempre explorando con brillo todas las posibilidades que ofrece el cuerpo para contar historias y transmitir emociones. Alejado de nuestro país por algún tiempo, Lema ha regresado este año para compartir uno de sus sueños hecho realidad: el entrañable homenaje escénico en su propia casa, La Casona Roja, que lleva por título Mar de Marios, una maravillosa e inclasificable puesta ejecutada por Lema y otros cuatro señeros artistas provenientes de las canteras del colectivo Cuatrotablas y de la que estamos seguros su director Mario Delgado, desde allá arriba, estaría ciertamente orgulloso.

Y es que Lema perteneció a la reconocida agrupación teatral de Magdalena, siendo parte de la tercera generación del año 83 y habiendo aprendido “a la antigua” lo que significa el verdadero compromiso teatral, a través del compartir de conocimientos, la práctica constante y el entrenamiento que solo puede ofrecer la convivencia. Es justamente este amor a las artes escénicas que exhibe Lema el que le ha llevado a acondicionar un escenario con todas las de la ley en su propio hogar en San Pedro de los Chorrillos, una casa que tiene a su vez su propia historia con 150 años de antigüedad. Si bien todavía le falta instalar butacas propiamente dichas, el espacio escogido está perfectamente habilitado: el manejo de luces, sonidos y efectos luce intachable y le sirve de marco, además, al notable trabajo coral de Lema y compañeros, los excelentes Marisa Carbone, Ana Morey, Carlos Criado y Miguel Angel Villalobos, quienes se interpretan con sorna y brillo a sí mismos.

Luego de dos décadas, cinco curtidos artistas se reúnen para darle un último adiós a su director, quien partió hacia la eternidad. Ese será el disparador para que todos ellos recuerden y ejecuten sus acostumbradas y celebradas rutinas, recibidas con entusiasmo por los espectadores más longevos y (re)descubiertas por los más jóvenes. Todas las secuencias permiten un lucimiento parejo de los intérpretes; hilarantes, algunas; conmovedoras, otras; siendo acaso la más conseguida la maravillosa representación del Quijote, con un Lema en estado de gracia. Mar de Marios, autodenominado como un vaudeville burlesque-musical-tragicómico, es ante todo un verdadero canto de amor al Teatro; un sentido ritual ejecutado con entrega y oficio; una ceremonia en toda regla, cargada de ironía y sarcasmo, pero concebida desde el respeto y la devoción a las tablas y al maestro Delgado; en suma, un sueño hecho realidad. Sin duda, un íntimo y cálido espectáculo creado y dirigido por Lema, que ya merece un lugar privilegiado en la historia del teatro peruano.

Sergio Velarde

4 de junio de 2022

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