martes, 8 de marzo de 2022

Crítica: EN LA CUERDA FLOJA


¿Él amor tiene límites?

“El ser humano es vulnerable por naturaleza, a sufrir algún tipo de carencia y por ende a cuestionarse, inquietarse y hasta sufrir, tanto por sus propias acciones como por las de su entorno. (El espectáculo) nos presenta tres historias de desequilibrio emocional en los tiempos modernos. Representa el filo por donde caminamos día a día para no caer a la obsesión, dependencia e inseguridad. Sin embargo, en estas historias vemos personajes que han perdido el equilibrio. Estas características se tornan en acciones autodestructivas e irracionales que podremos ver en las tres obras, contadas desde distintos géneros teatrales como la comedia negra, el drama y la comedia.”

Siempre es grato visitar espacios alternativos a los que estamos acostumbrados en el ambiente teatral, esto abre un poco más el hecho de explorar nuevos caminos con rostros nuevos, esta vez en Pueblo Libre. Se trata de un espacio bautizado como OZ STUDIO, en el que se presentaron estas tres pequeñas piezas que hablan sobre la dependencia emocional.

Un tema con muchas dimensiones, ya que a veces es difícil relacionarnos sin haber experimentado alguna vez un mínimo de apego por el otro, y eso parte de no observarse profundamente en nuestras carencias, en nuestras situaciones interna no sanadas o no resueltas que esperamos que nuestra pareja de turno muchas veces nos resuelva (estando el otro también en las mismas condiciones). Y es que vamos con ideas equivocadas muchas veces cuando nos relacionamos con el otro con respecto al amor, idealizando o creyendo que es de nuestra posesión. Es entonces cuando pasamos a estar en esa cuerda floja de la que hablan las historias y sale nuestro ego directamente a atacar, victimizarse o culpabilizarse.

Las tres historias conectan de manera adecuada con lo más miserable y visceral del ser humano que se encuentra en esa condición de total dependencia y creyendo que está en el otro la solución a su sufrimiento, sin observarse antes a sí mismos. Como para reflexionar en cómo la sociedad en la que vivimos se enferma cada vez más de sus propias emociones.

Manuel Trujillo

8 de marzo de 2022

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