lunes, 4 de junio de 2018

Crítica: UN ENEMIGO DEL PUEBLO

La singular vigencia de Ibsen

Una obra que paradójicamente está más vigente que nunca. Un enemigo del pueblo, obra de Henry Ibsen, se está presentando en el nuevo Teatro Roma bajo la dirección de Jorge Sarmiento.  La obra nos cuenta la historia del doctor Stockmann, el médico más prestigioso del pueblo, quien dentro de sus investigaciones científicas ha descubierto que el balneario está contaminado, lo que podría causar problemas de salud a la población. No obstante, la divulgación de la noticia va a generar problemas por intereses económicos entre los más poderosos de la ciudad.

La propuesta escénica correspondió casi de manera fiel al corte realista que la obra de Ibsen propone, añadiendo una especie de “coro” de actores que, de acuerdo a la escena, representaban la imagen de una gran imprenta o al pueblo de la historia. La escenografía y el vestuario estuvieron impecablemente diseñados, aportando notoriamente a la caracterización de los personajes en escena: el espectador podía darse una idea de la forma de ser de cada uno de ellos. Por otro lado, la contextualización de la obra, fiel a la época en la que fue concebida, estuvo bien trabajada en cuanto a las costumbres cotidianas de comportamiento: los hombres de la mesa se levantaban cuando una dama llegaba o se retiraba de la cena, cada invitado dejaba sus abrigos y accesorios al ingresar a un establecimiento, la forma de saludarse propia de la época estuvo presente, entre otros elementos.

Los peligros de traer a escena una obra como esta recaen, entre otras cosas, en el manejo del texto; sin embargo, en esta puesta la mayoría de actores lo abordaron correctamente, respetando la cadencia verbal propia de la misma. El flujo del montaje se vio saboteado en ciertos momentos por la intervención del “coro” que tuvo momentos de aparición claves. En primer lugar, cuando la acción se traslada al escenario del periódico mencionado en la obra, la propuesta es que este coro haga la representación de lo mecánico que puede ser una gran imprenta como esa, por lo que sus miembros, vestidos uniformemente, realizaban secuencias de movimientos con distintas calidades de energía. Los movimientos no eran coordinados, no había uniformidad en el manejo corporal de cada uno de los miembros, por lo que distraía la falta de precisión en ese sentido. El incluir una canción en el desarrollo de la obra desconcertó hacia el final debido a que en varios fragmentos de la canción no se lograba escuchar o a los cantantes principales o al coro.

Es particular la vigencia que esta obra de Ibsen logra tener actualmente. Aunque el hecho de ser fieles a su contexto original pueda provocar un efecto de distanciamiento con la representación, es un hecho que lo que Un enemigo del pueblo nos trae, es una historia donde la lucha entre el poder y la razón es real, y cobra como víctimas a los que no están del lado de la mayoría o de los económicamente poderosos. Sin embargo, como bien dice el doctor Stockmann, a veces la mayoría puede equivocarse, y es necesario empezar  a pensar por qué eso sucede.

Stefany Olivos
4 de junio de 2018

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