viernes, 29 de junio de 2018

Crítica: EL TIEMPO DE LOS ANHELOS

En círculos

El tiempo de los anhelos responde a un laboratorio experimental que nace a partir de Casa Tomada de Cortázar y concluye como un espectáculo contemplativo dirigido por Carlos Tolentino y albergado en el Centro Cultural el Olivar.

La puesta en escena compone un escenario móvil y actores convertidos en entes, que transitan las tablas mientras mueven las paredes, elaborando cuadros que podrían considerarse desde minimalistas hasta surreales y construyendo lentamente una historia despedazada, como un poema de frases fragmentadas y repetitivas, que hacia el final dibujan una situación y unos personajes.

En el tiempo de los anhelos, predomina una atmósfera melancólica y meditabunda que se desprende  de las coreografías que danzan los actores, sutilmente se transforman movimientos libres y dispares, en imágenes concretas que van revelando las emociones de los protagonistas, luego, así como se forman, todo se desvanece y reinicia el desorden y la incomprensión. Este vaivén se sostiene a lo largo de la hora de espectáculo.

Así, se muestra un noble compromiso de los actores por mantenerse conectados entre sí y con la propuesta, sin brillar ni opacarse; así como una rebeldía para afrontar al público con un teatro de contemplación, al que el espectador limeño usualmente se resiste.

Si habría algo que reprochar a El tiempo de los anhelos, es en principio la incesante banda sonora, que toma un protagonismo involuntario y se torna hacia la media hora del espectáculo, fatigosa.  Y finalmente, la falta de contraste, debido a que esa acción circular y repetitiva en la que transitan los actores, tendría que dar lugar a la intensificación, sin embargo evoca un estancamiento sólido y plano.

El tiempo de los anhelos, da lugar a un teatro que renueva sus formas y sus búsquedas, la extrañeza de involucrar la literatura con el teatro es un ejercicio por lo menos atrevido, la incomodidad que puede acarrear para algunos espectadores se podría considerar una victoria.  

Bryan Urrunaga
29 de junio de 2018

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