Abajo la cuarta pared
Una verdadera sorpresa resultó el estreno de la obra Pervertimento y otros gestos para nada del director y dramaturgo español José Sanchis Sinisterra, en el Teatro El Olivar. Y es que por el título podíamos suponer cierto estilo enfermizo o chirriante, pero nada más ajeno de la verdad: la puesta tiene que ver más bien con la perturbación del estado natural de los elementos teatrales, proponiéndonos una serie de viñetas en las que los creadores de un espectáculo de teatro se ven enfrentados a su propia existencia. Doce escenas que tiran abajo la cuarta pared, que semejan demasiado a ejercicios propuestos para el entrenamiento de los actores y para el lucimiento del autor, y que alteran con gran estilo la clásica estructura de una puesta teatral.
El límite que separa a los actores de carne y hueso con sus respectivos personajes se encuentra bastante difuso, pues al inicio no sabemos a ciencia cierta quién es el que aparece en escena para contarnos su conflicto: ¿es el actor hablando del personaje o de sí mismo, o es acaso el personaje hablando del actor o de sí mismo? He ahí la verdadera atracción del drama, pues todo resulta clarísimo en escena, a pesar de su aparente complejidad: esta realidad meta-teatral resulta entendible y fresca, con algunas bizarras secuencias como en Al lado, en la que adrede se nos niega la apreciación del supuesto conflicto principal; o en Discronía, en la que las realidades paralelas se aproximan peligrosamente.
Con algunas escenas más conseguidas que otras, pero todas muy fluidas y entretenidas, el elenco resulta bastante competente y se desenvuelve con mucha naturalidad: Laura Aramburú, Michella Chale, Alexia Brazzini, Pietro Sibille y especialmente, Carlos Victoria, en su monólogo final, La puerta; todo un regalo para el experimentado actor, quien declama con absoluta veracidad (y con la ayuda del prompter, como lo comentó él mismo) los últimos minutos de existencia de su personaje, antes de salir por la puerta y acabarse la función. Pervertimento y otros gestos para nada, primer y auspicioso montaje del actor Alejandro Córdova, es otro interesante estreno independiente, insólito, perturbador y muy recomendable.
Sergio Velarde
26 de octubre de 2012
1 comentario:
Una sorpresa verdaderamente del genial Sanchis Sinisterra, que si no me equivoco llevo a cabo un taller en Lima hace un tiempo.
Teatro dentro del teatro. ... Si, lo metateatral atrae. Pero segun pude ver en parte del publico, exige una atencion mas precisa y ludica del publico.
Dos momentos...Laura Aramburu por su pose y movimiento de manos me hizo recordar a Gloria Swanson en el final de El Ocaso de los Dioses...Enrique Victoria en la salida final de escena por un corredor iluminado, la imagen clara de la muerte.
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