domingo, 11 de noviembre de 2012

Crítica: MEDIAS NARANJAS

Discreto montaje acerca del amor y del desamor

Las relaciones de pareja siempre serán materia prima para contar mil y una historias, acerca de lo cómico o lo dramático que pueda resultar. Encontrar a esa “media naranja”, tan inubicable para muchos, provoca situaciones de todo calibre: en Medias Naranjas, del dramaturgo español Carlos García Ruiz, son siete historias cortas que hurgan en el siempre complicado terreno del amor. Teniendo como títulos Declaración, Cita, Terapia, Tentación, Conferencia, Sorpresa y Despedida, el autor propone que cada cuadro se mueva entre el drama y la comedia, con algunas sorpresas, pero sin ofrecer nada realmente nuevo y que no hayamos visto mil veces en otras producciones.

El director Rafael Mora comprende la mecánica del montaje y las tribulaciones de los personajes, consiguiendo un rendimiento parejo en su elenco del Taller Estudio de Formación Actoral ETEFA: Ernesto Ayala, Jessika Galarreta, Marieli Llerena, Claudia Mendoza, José Omar Paz, Palestina Salazar, Gustavo Seclén y el mismo Mora, a pesar de un texto poco novedoso. Tratándose de siete escenas independientes, era necesario no demorar los cambios de escena para que el ritmo no decaiga; para ello el director tiene a varios actores que podrían mover los cubos, así como apresurar las luces y el sonido. Y el humor, producto de las palabras soeces, el doble sentido y la sexualidad de algunas situaciones y personajes, podría haber sido más estilizado.

Acaso la mejor escena sea la última, en la que la misma pareja del prólogo, repite prácticamente el mismo diálogo, pero intercambiando las personalidades, destacando el trabajo de Seclén. Medias Naranjas es un discreto montaje, que bien podría replantear algunos aspectos en su producción y dirección, para ganar una personalidad propia y convertirse en una opción destacable en medio de todas las comedias románticas que aparecen en nuestra cartelera.

Sergio Velarde
11 de noviembre de 2012

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