Cuestión de feeling
“Recuerdo que de niño mis padres siempre me llevaban a ver teatro, tanto infantil como para adultos”, recuerda David Carrillo, mejor director del 2011 por El Oficio Crítico. “Veía obras de Cattone y Lola Vilar. En 1982 vi El diluvio que viene, dirigida por Cattone: fue un espectáculo deslumbrante, con imágenes muy poderosas, así que les pedí a mis padres que me siguieran llevando al teatro. Lamentablemente, y a pesar de mis rabietas, no me dejaron ver su siguiente obra: Doña Flor y sus dos maridos.” Sin embargo, para David asistir al teatro era como un ritual especial, que ocurría cada cierto tiempo, gracias al gusto por el arte que le inculcaron sus padres.
Uno de los personajes que más influenció la carrera artística de David fue Alberto Isola, a quien conoció de manera casual en el matrimonio de una prima cuando tenía sólo 14 años. “Yo había visto su foto en la carátula del Somos de esa época, ya que había dirigido la obra La conquista del Polo Sur en el teatro Larco”, nos cuenta David. “Luego mi madre (igual de tímida que yo) sorpresivamente me lo presentó. Alberto, siempre tan generoso, me invitó a ver la obra, y realmente me cambió la vida, fue un espectáculo muy evocativo, mágico, realizado con pocos elementos.” Posteriormente, David ingresaría al curso de Actuación para Adolescentes en el Club de Teatro de Lima, en donde le tocó como profesor nuestro recordado dramaturgo Gregor Díaz. “Le agradezco mucho a Gregor, ya que me ayudó solapadamente con mi problema con la letra R.”
Sus inicios
“Cattone creó en mi la vocación; e Isola, el alma, esa relación mística con el teatro”, afirma David. “Le seguí el rastro a todos los actores que estrenaban obras en espacios alternativos, en la Alianza, el Británico.” David consumió mucho teatro, hasta entrar al curso de actuación para adultos en el Club de Teatro. Tuvo como profesores a Iván Romero y Sergio Arrau. “Cuando terminé el colegio logré entrar al Taller de Formación Actoral de Umbral, que dictaba Alberto. Fue una linda promoción y el 70% de ellos sigue en el medio: Giovanni Ciccia, Salvador del Solar, Tatiana Astengo, Jorge Villanueva, Cécica Bernasconi, Liliana Trujillo, entre otros.” Esta experiencia duró 9 meses, y ya a punto de cumplir 18 años, David entendió lo que significa el teatro profesional, con mística y ética y compromiso. “Todo lo aprendí de Alberto, sé que ahora está muy repartido en muchos lados, pero en aquel entonces él siempre estaba en el Teatro Larco, prácticamente vivía allí, aprendí mucho de él.”
En 1996 David ingresó a la Universidad Católica a estudiar Literatura. “Me pagué la carrera, ya que hacía teatro itinerante con Editorial Santillana y logré ahorrar”; sin embargo, en ese tiempo se abre la Facultad de Artes Escénicas y David decide ingresar a ella. “Como mi formación era netamente de talleres, me provocó tener un cartón. Volví a estudiar con Isola, pero en la universidad no había filtro y siento que aprendí más en los 9 meses en Umbral, que en el año y medio en Facultad.” Para David sí hubo, en su paso por la universidad, un poco de decepción y luego, por motivos económicos, tuvo que abandonar sus estudios. “He sido actor, asistente de dirección, vendedor de programas, jefe de escena, operador de luces”, menciona David. “Me he probado en muchas áreas.”
Requisitos como actor y director
“Creo que un buen actor de teatro debe tener ciertas características, ajenas al talento, que creo es algo que no se puede medir”, afirma David. “Primero, debe disfrutar el estar en escena. Segundo, debe disfrutar la repetición que exige la temporada de teatro, ya que cada función se “recrea” nuevamente. Y tercero, debe tener un entrenamiento, ya que se le exige su máxima presencia física y vocal, ya que la energía teatral no es cotidiana.” Para el director de Demasiado poco tiempo, el actor debe tener la capacidad de revelarse, de usar sus vivencias como instrumento. “No me gusta la vocación de títere, quiero que los actores propongan, que expresen lo que quieren decir al aceptar participar en el proyecto.” David cree que el camino del actor es muy largo, se debe tener mucha paciencia y mejorar todo el tiempo.
¿Cómo debe ser un buen director teatral? David afirma que “debe tener una visión estética del espectáculo, debe haber coherencia en todo.” Un director tiene en sus manos el poder narrativo de la obra, que no siempre es igual al ritmo del espectador. “Como director, siento que ayudo a los actores a que la obra esté “paja”, yo dirijo voluntades, y me interesa saber las motivaciones que tienen los actores para contar una historia”. Para David, el director debe darle “mantenimiento” a la obra, a partir de las reacciones del público. Afirma que se ríe de las equivocaciones, que no se desespera por los furcios y que no es neurótico. “El teatro no se puede congelar, no es cine; por lo tanto es perfectible, la perfección se busca función tras función.”
Cambios de teatro
Plan 9 es una asociación cultural sin fines de lucro, dirigida por Giovanni Ciccia y David Carrillo y dedicada a la producción de obras teatrales y promoción de eventos culturales. “Iniciamos con Giovanni en el 2002, con la idea de hacer las obras que queríamos, buscar un teatro amable con el público”, recuerda David. “Los productores sólo se preocupan de la obra, pero no de la experiencia con el espectador. Nosotros queríamos hacernos cargo del trato, del precio, de la limpieza de los baños, de la comodidad de las butacas, del acomodador que te ayude a encontrar tu asiento y por supuesto, de ofrecer un espectáculo de calidad.” Al inicio, la asociación estrenó sus espectáculos en el Teatro Julieta. “Hicimos Las vacaciones de Betty, Calzones y Bebé a bordo”, enumera David. “Sin embargo, cada vez disminuíamos de espectadores. Y encontramos la explicación: nosotros no manejábamos el teatro y por eso, habían carencias en el servicio; definitivamente, eso influyó.” Plan 9 decidió abandonar el Teatro Julieta y volverse itinerante, aunque sus espectáculos posteriores fueron estrenados en su mayoría, en el Teatro Británico.
En el 2007, por accidente, se estrenaron tres proyectos de Plan 9 en el Teatro Británico, durante cinco meses seguidos: Recontrahamlet, a cargo de Ricardo Morán; La nona, de Giovanni Ciccia; y El misterio de Irma Vamp, de David. Eso motivó que después el Británico decidiera no darles su espacio por una temporada. “No teníamos donde seguir con nuestros proyectos. Fue entonces que se nos presentó, gracias al auspicio del Banco BBVA, la oportunidad de entrar a la Biblioteca Nacional del Perú y utilizar el Teatro Mario Vargas Llosa”, recuerda David. “Fue un acuerdo entre una sociedad civil (Plan 9), el Estado (Biblioteca Nacional) y la empresa privada (Banco BBVA). Teníamos mucho miedo, ya que el teatro es enorme, con 500 butacas. Estrenamos ahí La nona, Arsénico y encaje antiguo, El niño que cayó dentro de un libro y El mentiroso. Nos fue bien y la biblioteca quiso renovar el contrato, primero les dimos el 15% y luego, el 20% de la taquilla bruta.”
Pero entonces, ¿qué motivó la abrupta salida de la exitosa Asociación Cultural Plan 9, dirigida por Ciccia y Carrillo, del Teatro Mario Vargas Llosa del Biblioteca Nacional del Perú? “Pues es un tema de feeling”, contesta David. “Al año y medio de estar en su cargo, el director de la Biblioteca Nacional, Hugo Neira, decide renunciar. Y el Estado no nombra a nadie, pero entra una directora de cargo (Nancy Herrera), con la que habíamos tenido ya un problema anteriormente.” Como existía un convenio de por medio, todo continuó igual, excepto por un importantísimo detalle. Como manifiesta David, “no nos podía botar, así que el teatro comenzó a descuidarse, nadie cambiaba los focos, los baños no tenían papel higiénico y el espacio empezó a desmejorarse. Yo mismo tuve que cambiar focos y comprar papel higiénico; para eso, tuvimos que vender el programa de mano a 5 soles.”
Y los problemas en la Biblioteca no terminaron ahí. “Comenzaron los robos de libros y le echaban la culpa a la gente que venía de noche al teatro”, recuerda David. “La situación comenzó a volverse inmanejable, agravado por el problema del tráfico debido a la zona.” Luego, entró otra persona al cargo, Ramón Mujica, que recibió un informe sobre la Asociación Cultural Plan 9, pero realizado por Herrera. “Me sentí incomprendido con Mujica. La negociación, aparte de tratar asuntos como los focos y el papel higiénico, terminó en que el porcentaje para la Biblioteca sería ahora del 30%.” David, entonces, pidió que para economizar la escenografía no debiera desmontarse para otros eventos, estos debían acomodarse a las obras. “Pero, a pesar del acuerdo, comenzaron a alquilar el espacio para eventos, como uno de Otto Kunz, cuando teníamos ensayo de nuestra siguiente obra. De nada sirvió reunirnos con el Ministro de Cultura de ese entonces, Juan Ossio Acuña, pues ese día nos dimos cuenta que no nos querían en la Biblioteca. Sin embargo, no les generábamos pérdidas; por el contrario, llevamos más gente a la Biblioteca y presentamos obras de calidad que tuvieron repercusión en la prensa.” Fue así que Plan 9, luego de estrenar La tercera edad de la juventud, tuvo que mudarse nuevamente. La nueva pregunta sería: actualmente, con el auditorio reservado sólo para eventos y sin las temporadas exitosas de Plan 9, ¿le resultó realmente rentable a la Biblioteca la decisión que tomó?
Ser independientes
David Carrillo llegó al Teatro Larco, para reencontrarse con sus orígenes. “Volver al Teatro Larco es como regresar a mis raíces, siento mucho feeling a este teatro e invertimos en él”, comenta. “Debo confesar que este año terminamos en rojo (por los problemas en la Biblioteca) y estuvimos considerando la idea de cerrar Plan 9.” A pesar de los problemas, el esfuerzo de Plan 9 dio sus frutos, regalándonos una excelente puesta en escena, como lo fue Demasiado poco tiempo. “Me considero un fan de lo alternativo, de lo independiente, me gusta mucho el riesgo.” Y es que la definición que maneja David sobre ser independiente, es muy acertada. “Soy independiente, porque logré poco a poco, dejar de depender de cosas que no me gustan. Cuando dejé el IPP por mis propios talleres, fui más feliz. Ahora hago teatro todo el día, no dependo de nadie y mantengo a mi esposa e hija.” Por otro lado, David considera que el tener auspicios no determina la dependencia. “La dependencia es hacer lo que crees que el público quiere ver. Consiste en, por ejemplo, traer un éxito de Buenos Aires a Lima. Así no veo al teatro.”
A pesar de los comentarios y formas de pensar de nuestras autoridades, la Asociación Plan 9 no dejará de presentar espectáculos de calidad. “Imagínate escuchar cosas como que La chunga no debería estrenarse en la Biblioteca por su contenido erótico, a pesar de ser una obra de Vargas Llosa, que le da el nombre al teatro; o compararnos con el Teatro de la Nación, que abrirá con un concierto de Sting y la Sinfónica”, recuerda David. “Agradezco este premio como mejor director independiente. Para mí, ser independientes es tener la capacidad de no parar, de no tener a alguien que te diga qué hacer. Felizmente, nunca nos hemos dejado pisotear por el desconocimiento”, concluye.
Sergio Velarde
15 de enero de 2012
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